Emilio Raffo, es ex director general electoral de la Junta Electoral de la provincia de Buenos Aires, organismo en el cuál cosechó más de 40 años de experiencia. A su vez, desde hace unos años se desempeña como consultor electoral.
En su nuevo rol –que también comparte con la observación electoral- participó de más de 50 elecciones generales, además de brindar conferencias y cursos en distintos ámbitos académicos.
En este sentido, si bien destaca la viabilidad del desdoblamiento de las elecciones provinciales de las presidenciales desde el aspecto legal, al igual que el resto de los especialistas que consultó Diputados Bonaerenses pone el eje en el “factor tiempo”.
“Si la Legislatura modifica la Ley Electoral bonaerense -5.109- y la de Primarias provincial -14.086- no habría una crítica formal pero aparece un aspecto interpretativo: ¿Por qué hacer estos cambios en pleno año electoral?”, señaló Raffo a este portal.
Justamente es esa interrogante la que aleja a la ingeniería electoral que agitan desde Gobernación de una verdadera vocación de mejorar el proceso electoral y la acerca a la conveniencia política del frente Cambiemos.
“Esta elección tiene que ser preparada por lo menos con cuatro meses de anticipación para asegurar el grado de certeza, seguridad, transparencia, resguardo de todas las garantías que requiere”, aseguró Raffo.
La fecha que dejaron trascender desde el vidalismo es el 30 de junio. Por lo que, teniendo en cuenta que recién a mediados de marzo – con todo el viento a favor- la Legislatura votaría los cambios, los plazos son más que ajustados.
Como adelantó este medio, el desdoblamiento implicaría que la Junta Electoral bonaerense absorba las tareas de aprobación de las boletas, la vigilancia durante los comicios, la oficialización del padrón, y los escrutinios, que ahora recaen en Nación.
“Es una decisión muy difícil. Se trata de pasar de escrutar 700 mil residentes extranjeros a preparar una elección con más de 12 millones de votantes y 45 mil mesas electorales, un procedimiento inédito para la Provincia”, agregó.
Pero además la reforma contemplaría la eliminación o suspensión por única vez de las PASO y el debate sobre el sistema de votación. “Todas estas modificaciones requieren una legislación específica y llevan tiempo”, precisó Raffo.
En tanto, la suspensión o eliminación de la PASO agrega otro problema adicional: la modificación de las cartas orgánicas de los partidos políticos, que deberán ser aprobadas por la Junta Electoral y publicada en el Boletín Oficial.
“Dos de los cuatro meses previos se lo va a llevar la confirmación de alianzas y la presentación de los candidatos. A eso se le tiene que sumar otros dos meses constreñidos al máximo”, evaluó Raffo.
Como se dijo en paralelo hay que realizar la verificación de candidatos y de listas, al tiempo que determinar la confección de boletas y si se cambia decidir si van a llevar nombre, fotos, si se van a usar urnas separadas.
“Todo eso en cuatro meses parece materialmente imposible, más allá de la contracción que pongan los organismos y aún cuando la Junta Electoral sea dotada de un presupuesto varias veces superior”, concluyó Raffo.
Pero hay otra dificultad adicional que puso en relieve Diputados Bonaerenses. En caso de modificarse el sistema de votación, los más de 12 millones de electores bonaerenses tampoco tendrán tiempo para capacitarse.
“Desde 1983 la gente está acostumbrada y ya aprendió a votar de determinada manera. Cambiar el procedimiento –cualquiera sea el que se vaya aplicar- sin tiempo de difundirlo y de capacitarse es muy difícil”, coincidió el especialista.
“En medio está el ciudadano, al cual hay que respetarle sus facultades para poder votar, elegir con libertad, garantizarle el secreto del voto, y la transparencia”, concluyó Raffo.
