martes, abril 23, 2024

En un año a pura rosca, la Legislatura les costará a los bonaerenses más de $8 mil millones

Atravesado por las primarias y las elecciones generales se anticipa un año donde será difícil reunir a la tropa legislativa. Como antecedente bajo la gestión Cambiemos aparece el 2017, uno de los períodos con menos actividad desde el retorno de la democracia. Con ese presupuesto se podría cuadruplicar la inversión en infraestructura escolar.

El funcionamiento de las Cámara de Diputados y Senadores de la provincia de Buenos Aires le costará a los bonaerenses $8.419.842.090 en este 2019. Esto representa un crecimiento de $1.591.373.290, es decir un 18% más de recursos que en 2018. Sin embargo, todo parece anunciar que ese crecimiento, como en todo año electoral, no se verá traducido una incremiento de la actividad legislativa, sino que por el contrario se prevé mucha rosca y pocas sesiones.

De ese total, la Cámara baja, presidida por Manuel Mosca, tendrá a su disposición $4.972.543.693; de los cuales $2.998.687.00 se irán en sueldos, $80.000.000 a bienes de consumo, $1.030.489.410 a servicios no personales, $803.367.283 a transferencias y 60.000.00 a bienes de uso capital.

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Por su parte, la Cámara de Senadores, comandada por el vicegobernador Daniel Salvador, contará con un presupuesto de $3.447.298.397; de los cuales $2.477.3752.556 serán destinados pagar salarios. Además, la Cámara alta cuenta con 1.222 trabajadores, de los cuales 1.023 son planta permanente, 199 temporaria y personal de bloque político.

En tanto, la Cámara de Diputados posee un número similar de empleados que asciende a 1.201, de esos 895 pertenecen a planta permanente, 120 a cargos de planta sin estabilidad y 186 a planta temporaria. Estamos hablando de una cifra cercana a los 2.500 trabajadores entre ambas Cámaras.

El problema es que como sucede habitualmente en los años impares, los electorales, la rosca política y la campaña suele hacer mella en la calidad legislativa. Sólo para mencionar un antecedente directo bajo la gestión Cambiemos, en 2017 hubo intervalos de tres meses sin sesiones ordinarias y estuvo entre los períodos con menos actividad desde 1983.

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Además, en la medida que se acerquen las elecciones será cada vez más complejo reunir a la tropa legislativa que estará ocupada en recorridas seccionales, fotos de campaña y acaloradas reuniones. Vale destacar que muchos de los legisladores tienen ambiciones de convertirse en intendentes en su pago chico lo que les demanda un esfuerzo extra.

En este punto, la lupa estará puesta sobre Mosca y Salvador quienes poseen la facultad exclusiva de poder convocar a sesiones y marcar el ritmo que llevarán ambas Cámaras. Todo indicaría que por respeto a los bonaerenses los recintos no deberían menguar su actividad pero esto difícilmente suceda.

Un punto de comparación es el año que se fue, donde la Legislatura en su conjunto sancionó un total de 147 leyes; de las cuáles, 63 salieron del Senado –con 11 sesiones- y 80 de Diputados –con 9 sesiones. Si se mide por legislador, en la Cámara baja el que lideró el ranking convirtió en ley 9 proyectos y en la Cámara alta 5 proyectos.

En modo Excel, se podría decir que con ese presupuesto la Provincia podría construir más de 400 jardines de infantes, aumentar un 100% el presupuesto de los comedores escolares, adquirir 1.000 patrullas policiales, multiplicar por seis el presupuesto de las guardias de los hospitales, incrementar por seis la inversión en desarrollo infantil y cuadruplicar la inversión en agua y cloacas.

 

LAS LEYES QUE MARCARÁN EL 2019

 

Muchas de las leyes que marcarán el comienzo del año electoral en la Legislatura bonaerense quedaron pendientes del anterior período legislativo. Entre ellas se encuentran el proyecto para proteger a los deudores UVA, frenada en el Senado por el bloque Cambiemos, y el proyecto de tolerancia cero al volante.

Además, otras leyes que estarán en carpeta y que tienen alto impacto en los vecinos de a pie son la de Alquileres, que quedó congelada en el Senado bonaerense –donde tiene mayoría el bloque oficialista-, la de Acompañantes Terapéuticos, por la cual se viene reclamando por más de cuatro años y la de Cuidadores domiciliarios.

Otras dos normas referidas a la salud pública que fueron ampliamente militadas en el período 2018 son la de Fibromialgia y Trombofilia. Asimismo, una ley que perdió estado parlamentario en reiteradas oportunidades es de la del Estatuto Escalafón para los trabajadores de la Legislatura bonaerense que se volverá a reflotar.

En cuanto a la cuestión de género, estará en la agenda la adhesión a la Ley Micaela, aprobada en diciembre por el Congreso de la Nación y promulgada en los primeros días de enero. En este sentido, ya hay presentados dos proyectos de adhesión –uno en el Senado y otro en Diputados- que pertenecen a legisladoras oficialistas.

El punto de partida será, como todos los años el primero de marzo cuando la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal concurra a la Asamblea Legislativa y deje inaugurado un nuevo período de sesiones ordinarias. Será un desafío para los legisladores de la provincia estar a la altura de las necesidades de los bonaerenses, ¿lo harán?.   

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