La dura batalla librada por Macri en diciembre para aprobar el ajuste en las jubilaciones, sumado a la batería de aumentos en las tarifas y los números de inflación del INDEC, generaron un fuerte desplome de diez puntos en la imagen del Presidente.
Por este motivo, desde el Gobierno evalúan demorar la reforma laboral, que no tiene el apoyo de la CGT, ni del “peronismo dialoguista”, la reforma electoral y los cambios en la Ley Orgánica del Ministerio Público.
La intención de Macri será ir paso a paso, tratando de evitar la protesta en las calles, nuevas derrotas en el Congreso e ir monitoreando cómo avanza la relación con los gremios, la clave para destrabar la situación. En este punto hay que inscribir la avanzada de la Justicia sobre los gremialistas y los futuros cambios en la estructura de la CGT.
Hay otro motivo que conduce al equipo del Presidente a no actuar con premura. Entienden que hasta el momento no hay ningún dirigente de la oposición que emerja y pueda capitalizar este descontento. El peronismo que ensayó una posición común durante el debate sobre el cambio de movilidad jubilatoria, todavía está lejos de conformar un bloque homogéneo.
