El Gobierno bonaerense aprobó este lunes el pliego de bases y condiciones para la compra e instalación de las nuevas butacas para la sala Alberto Ginastera del Teatro Argentino de La Plata con un valor estimado de $39 millones.
La resolución N°172, publicada este lunes el Boletín Oficial, lleva la firma de la subsecretaria administrativa del Ministerio de Infraestructura y Servicios Públicos de la provincia, Victoria Rodríguez Quintana.
La sala, que es considerada como “el alma del teatro”, se encuentra en obra desde mediados de 2017 y se espera que esté terminada en octubre de este año. Sin embargo, pese a estas reformas los trabajadores afirman que “no hay plata ni para papel higiénico”.
“Hubo un maquillaje exterior que incluyo pintura, arreglo de las rejas, reparado de veredas, pero por dentro no tenemos ventilación, ni calefacción, hay vidrios rotos, hay agua y humedad”, detalló Hugo Ponce integrante del coro estable y delegado de ATE.
De esta manera, la situación del emblemático teatro reinaugurado durante la gestión del ex gobernador Eduardo Duhalde no le escapa a la situación de emergencia edilicia que atraviesan los edificios de la administración pública bonaerense, los hospitales y escuelas.
Por caso, Diputados Bonaerense expuso hace unas semanas la situación que atraviesa el edificio donde funciona la dirección de Contralor Docente y de Recursos Humanos de la Dirección General de Cultura y Educación.
“Hay un deterioro muy grande del teatro que viene de hace muchos años, hay mucha mampostería podrida, baños que se tapan, en los baños no hay papel higiénico, hay sectores sin lamparitas”, agregó Ponce.
Con el mismo diagnóstico coincide uno de los maquinistas y secretario adjunto del UMTT. “Comenzaron haciendo obras como poner membrana en el techo, decoraciones en la planta baja, veredas, banquitos y luces, pero en realidad es muy triste lo que está pasando”, dijo Daniel Sánchez.
Según su testimonio, los baños tampoco funcionan bien y tienen un serio problema con el cuarto subsuelo donde está ubicado el taller de utilería y de maquinaria que se inunda cada vez que llueve.
“En la sala quedaba pendiente la maquinaria escenotécnica, que en su momento fue de vanguardia pero nunca se terminó. Actualmente funciona menos del 20% de la parte eléctrica y lo emparchamos como podemos”, agregó Sánchez.
En cuanto a las butacas, en las que se gastarán cerca de $39 millones uno de los trabajadores que prefirió resguardar su identidad aseguró que desde mantenimiento “afirman que es ridículo que se saquen, ya que podían seguir usándose”.
Otro de los grandes problemas que afrontan los trabajadores es que los cuerpos artísticos no tienen programación estable, esto conlleva la paralización de todos los sectores, en los cuales también hay que anotar a escenógrafos y vestuaristas.
“No hay programación oficial, reclamamos por una de emergencia, que se debió anunciar a finales del año pasado. Se habla de una programación para octubre pero la situación es muy incierta”, detalló Ponce.
