jueves, marzo 28, 2024

Cuenta regresiva: el paquete que anunció Macri ¿es un regalo o una bomba explosiva?

Las experiencias con los anuncios del Presidente llevan a pensar que los argentinos deberían estar cavando trincheras para protegerse del bombardeo.

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La cuenta regresiva comenzó esta mañana. Cerca de las 10 Mauricio Macri anunciará un paquete de medidas para intentar frenar la empinada crisis económica que se está llevando puesto a su Gobierno.

Pero un paquete puede ser un ansiado regalo o por el contrario una fatal bomba explosiva. El reloj está corriendo. La pregunta es si se tratará de otro lanzamiento cargado de voluntarismo actuado que explotará en el bolsillo de los trabajadores.

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Las experiencias con los anuncios del Presidente llevan a pensar que los argentinos deberían estar cavando trincheras en este momento para cubrirse del bombardeo económico que se viene.

Como informó Diputados Bonaerenses, mientras la inflación no encuentra techo, arrecia la crisis laboral, la fuga de capitales se lleva los dólares del FMI y las tasas de interés siguen en ascenso Macri anuncia un negocio para las empresas.

El paquete de medidas destinado a los alimentos es un enorme caballo de Troya que con la ayuda de los medios busca generar un “golpe de efecto” en los trabajadores.

Pero… ¿Por qué? Las primeras informaciones que publicaron los grandes medios datan del 23 de marzo; es decir, hace casi mes que el Gobierno viene avisando con megáfono en mano sobre la medida.

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Esto generó que las grandes empresas aumenten a gusto y piacere los precios de los productos que luego serán presentados como “congelados”. Por ejemplo, la nueva lista de Alimentos Molinos vino con aumentos de entre 5 y 9%.

Por su parte, la productora de arroz Carogran, que envasa para las marcas propias de las principales cadenas de supermercados, remarcó sus alimentos un 12%. 

En tanto, La Paulina entregó listados con alzas de entre el 5% y el 6%; y finalmente, en la última semana, Acindar retocó los valores de muchos de sus productos arriba de un 5%.

Así, mientras se habla de un “congelamiento” los precios de consumo masivo se dispararon –acérquese a la góndola más cercana y compruébelo usted mismo atento lector- permitiendo a la empresas obtener ganancias por anticipado.

Es decir que, sin el anuncio oficial por estas horas los productos saldrían más baratos. ¡Sí, así como lo escucha! Pero la cosa no queda ahí: ese fue el aumento oculto, pero todavía resta el oficial.

Por estas horas, por los despachos del desconocido secretario de Comercio Ignacio Werner y el castigado ministro de Producción Dante Sica hay un desfile de proveedores y retailers para confeccionar las subas de las listas.

Según pudo saber Diputados Bonaerenses, podría comenzarse con un incremento del 5%, aunque otros calculan que en algunos casos debería ser mayor, de hasta el 7%.

Es decir, se aplicará un segundo aumento desde que se comenzó a amagar con la medida. En ambos casos, las empresas se aseguran no perder ganancias ante una eventual corrida del dólar antes de las elecciones.

De esta manera, un fenomenal negocio para los sectores concentrados de la economía es presentado como un beneficio para los laburantes. ¿Le queda alguna duda de que se trata de otro caballo de Troya?

Pero la estrategia duranbarbista, además del bombardeo mediático, tiene otra arista efectiva. En la mayoría de la población, ajena a estas arriesgadas conclusiones, el “congelamiento” generará un efecto tranquilizador.

Sin saber que los precios fueron aumentados previamente en valores entre 15 y 20% -con suerte- verán que los productos en las góndolas en los meses previos a las elecciones no suben.

Pero hay más: en el fondo, la medida también se revela como una debilidad de los gobiernos de Macri y Vidal ante la extorsión de los poderosos. Es una presión y un traslado de riqueza presentado a través de una gran pieza comunicacional.

Fíjese usted, que es tal la debilidad de Cambiemos ante los sectores más concentrados, que hay un excesivo cuidado en los modismos: nadie se anima a mencionar las palabras “control de precios” ni “congelamiento”.

En cambio, los funcionarios nacionales y provinciales apenas lo llaman “precios preferenciales” o “amplio acuerdo de precios”. Ahora, si el Gobierno cuida a los poderosos… ¿Quién protege a los trabajadores? 

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