viernes, abril 19, 2024

La sangría del cierre de listas amenaza con bloquear la unidad opositora en la Legislatura

El acuerdo entre el kirchnerismo, peronismo y massismo podría modificar drásticamente el equilibrio de poder en la Cámara baja pero la lapicera aleja las chances.

El acuerdo electoral entre el kichnerismo, peronismo y massismo, además de generar la hiperactividad de los dirigentes de todas las latitudes pejotistas que se disputan casilleros legislativos, sellos y cargos en los pagos chicos, abre un particular escenario que podría cambiar el equilibrio de poder en Diputados.

Sucede que, entre las fuerzas políticas opositoras concentran 46 de las 92 bancas de la Cámara baja, mientras que Cambiemos aglutina 44 y restan el lugar de Fabio Britos que depende de la definición de su hermano a nivel distrital y el diputado de izquierda del FIT que se mueve por cuenta propia.

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Sin embargo, lo que en la matemática parece simple se vuelve complejo en la política: todos los sectores reconocen que los próximos pasos estarán condicionados por el arduo cierre de listas. “Todo está supeditado a lo que pase el 22”, repiten desde el entorno de Unidad Ciudadana.

Los más optimistas ya imaginan una conferencia de prensa conjunta en julio donde se anuncie la unidad legislativa, una configuración de poder que no se pudo –o no se quiso- lograr durante los tres años y medios del gobierno de María Eugenia Vidal. Por el contario, varios sectores operaron como garantes de la gobernabilidad V.

De todas maneras, por estas horas por el complejo escenario que plantea el cierre de listas, la mentada unidad aparece más una expresión de deseo que un experimento viable. Todo índica que la temible lapicera dejará una sangría de nombres en todas las secciones.

Aquí aparece un razonamiento lógico: ningún “herido” estaría dispuesto a embarcarse en esa alquimia legislativa, sino todo lo contrario. “Cambiemos va aprovechar esa situación al máximo y eso se va a materializar en los célebres faltazos”, admitió un diputado peronista.

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“Ni los primeros días después del 22, ni más adelante, eso no va a suceder porque van a quedar muchos lastimados”, evaluó quizás con algo de sorna un legislador opositor en diálogo con Diputados Bonaerenses. En todas las secciones afloran los pedidos para cupos limitados y reina la falta de definiciones.

Desde cualquiera de los sectores reconocen que aún no bajaron directivas y que todo quedará supeditado a la mesa chica bonaerense integrada por Máximo Kichner, Wado de Pedro y Facundo Tignanelli por la Cámpora, Martín Insaurralde y Fernándo Gray por el PJ y los embajadores massistas.

En contraposición, en los últimos días hubo algunas firmas conjuntas en Comisiones que hace unos meses hubiesen sido impensadas. Por estas horas, todo indica que la sangría de nombres sólo permitiría avanzar hasta ese casillero.

Otro punto a tener en cuenta es que “por ahora” no se prevén nuevas sesiones en una Cámara baja completamente atravesada por las definiciones electorales, lo que daría tiempo a las negociaciones. Recién se conocerá la posible agenda el 9 de julio, día en que vence la licencia del caído en desgracia Manuel Mosca.

Lo cierto es que, por ahora aparece difusa la chance de trasladar la unidad lograda a nivel macro al siempre delicado y cambiante equilibrio de poder que se manifiesta en la Legislatura bonaerense. Pero todavía falta que pase mucha agua -y listas- bajo el puente.

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