jueves, marzo 28, 2024

El feminismo ante el amor, y Diego Armando Maradona

La licenciada en Comunicación Social y militante independiente del Movimiento de Mujeres, Laura Kohn, pone en tensión diferentes posturas feministas expresadas ante la muerte del ídolo popular.

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Por Laura Kohn (*)

La muerte de Diego Armando puso en evidencia algo sustancial: una parte del feminismo salió a atacarlo por todas sus contradicciones. Pero no solamente eso, la reacción masiva, evidenciada en las redes sociales, el lugar que ocupa en los feminismos, la violencia, la culpabilidad completa del violento, la moralidad de lo correcto e incorrecto, el derecho o no a llorar a la muerte, el lugar y el derecho o no, a tener ídolos.

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Se atacó incluso a la izquierda por cierta “hipocresía” que siendo vanguardia en la defensa de los derechos femeninos, de repente se volvía “maradoniana”, defendiendo así a un “violento”. Las eliminaciones y cancelaciones de la opinión distinta se trasformó en una especie de guerra virtual de intolerancias varias, delatando quizás una época de intolerancias varias, o quizás vaticinando ya en el plano de lo real, un futuro enfrentamiento de distintas posiciones, que evidentemente están siendo intolerantes para unos y para otros.

 

 

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Quizás la muerte de Diego también puso en evidencia, que no hay unidad en los distintos llamados feminismos, y que cierta adaptación de la izquierda a las “plurinacionalidades”, “disidencias”, y perspectivas de género, hacen agua, al separarse por completo de algún análisis clasista de los problemas que plantea el movimiento de mujeres.

Tanto es así, que un periódico de izquierda publicó varias notas del tema opuestas entre ellas, unas a favor del Diego, y otra en contra. Algo que en el nombre de la “pluralidad” de ideas, en realidad esconde una enorme presión feminista punitivista, donde la izquierda cede peligrosamente. De la misma manera que ya cedió a los nacionalismos y disidencias, desdibujando el rol social histórico de la mujer trabajadora, y el carácter de clase de nuestras opresiones.

 

El debate sobre las violencias

 

El debate sobre las violencias, nuestra relaciones de afecto y amor, es un debate abierto recién ahora, donde si bien el feminismo logró colocar en el centro de la escena, su propio ángulo, ahora se encuentra cuestionado, desde el psicoanálisis, desde otros feminismos, y debería ser incluso desde la propia izquierda, cosa que evidentemente le está costando hacer.

Una feminista que conozco puso en mi muro “En realidad Diego también es víctima del patriarcado impuesto desde hace siglos”. Se trata justamente de poder contextualizar los problemas surgidos, de lo contrario, todo es una caracterización de “bandos” morales, “buenos” versus “malos”, “machos” versus “hembras”, convirtiéndolo todo en luchas intestinas en la clase, y no contra el régimen y la clase social en el poder, responsable directa de todas las opresiones existentes, incluso con sus discursos progresistas de lenguajes inclusivos.

 

 

Alexandra Kohan, cita en su libro a Florencia Angilletta, quien justamente coloca el problema de la apropiación de las consignas feministas, por parte del régimen capitalista.  Eso es por ejemplo: la creación de Ministerios de la Mujer, como si las opresiones pudieran terminar a través de organismos institucionales burocráticos del Estado. La intelectual se pregunta ¿Puede haber un estado feminista?”

Volviendo de nuevo a “Y sin embargo el amor”, desarrollando más el punto de aquel intento del feminismo, sobre todo el punitivista, que intenta regimentar y encorsetar al amor bajo un recetario de lo “bueno”, de lo “correcto”, y lo “Incorrecto”. Maradona pone justamente ese problema a flor de piel. Las denuncias contra él, fueron agigantadas en cada comentario virtual, como cuando hay un accidente de autos sin muertos pero las versiones de los transeúntes llegan a matar al menos a 4.

 

 

Un Maradona fuera de la presión de haber llegado desde Fiorito a ser un crack mundial, sin la presión de los managers, del dinero, la opulencia y el poder de las FIFAS y las AFA, que lejos de intentar desconocer sus contradicciones, o si quieren justificar sus actos; se trata en realidad de comprender que no se consigue nada creyendo que es un violento individual, sea Diego o Montoto, sino de un régimen completo mundial de opresión.

Entender que la violencia viene de arriba hacia abajo, es el Estado, entiéndase por estado a aquella maquinaria de opresión de una clase sobre otra, que vive y se sostiene de la ley que regula esa explotación, lo que incluye a la educación, la religión, la difusión mediática, y absolutamente todo negocio incluyendo obviamente a lo deportes populares. Diego o Messi, son una mercancía más para el capital, que les ha dado y seguirá dando muchas ganancias. Ahora bien, se trata de personas en ese contexto, bajo esa presión real.

 

Algunos conceptos psicoanalíticos

 

La realidad es que en las relaciones hay neurosis, ambas personas son responsables de eso, eso excede género alguno, hay relaciones de amos y esclavos en todos lados, porque las relaciones humanas son de poder, pero obvio no todas son enfermas. La mujer golpeada tiene un goce neurótico en ser golpeada, realmente es víctima paralizada solo por su golpeador? O es víctima de SU propia neurosis también? Esto no significa que no haya que ayudarla a salir de ahí, pero en realidad, no es solo el victimario el responsable de esa opresión. El feminismo al victimizarse, impide, neutraliza, que la mujer se dé cuenta de su propia opresión neurótica porque coloca el problema en el otro, en el afuera.

Absolutamente todos los neuróticos, o sea la mayoría de los mortales, tenemos aquella pulsión de muerte que se auto boicotea y quedamos atrapados en situaciones varias de distintas violencias. Aclaro esto, porque ya sé que vendrá la crítica feminista, que debe saber que estoy escribiendo en clave lacaniana, a la que debemos ver como un aporte al problema, porque nos debemos una síntesis superadora de las contrariedades planteadas por el movimiento de mujeres, y ha quedado claro, que el feminismo no es esa salida superadora.

 

 

Lo más terrible de una persona violenta, es que no se da cuenta de su violencia, ni si quiera cuando su víctima despierta y rompe esa cadena neurótica, y así buscará otra víctima. De esa manera: El esclavo se libera, el amo No. Cuenta mi amigo psicólogo del Patronato de Liberados, que lo más común es que el varón repite, y la mujer zafa.

Pero pensémoslo en términos históricos: son los pueblos oprimidos los que hacen las revoluciones para liberarse de sus opresores de turno, las clases dominantes, lógicamente NO quieren cambio alguno, pues obvio pretenden mantener sus privilegios.

Entender las violencias como algo ajeno por fuera de todo contexto, como si solo el macho fuera siempre el violento, solo por el hecho de tener pene, coloca todo el problema en una guerra individual entre géneros, donde se debe de-construir el machismo e incluso, escracharlo mil veces sin pruebas, solo porque es macho ya es violento. Colocar a Diego por fuera de su contexto histórico, es parte de este problema, en el que el feminismo está haciendo agua.

 

 

Está claro entonces que para abolir las violencias en general, se necesita de un enorme cambio social que se llama revolución social, y encima ni con ella la erradicaremos del todo. En otro plano, el individual, digamos de las relaciones interpersonales, vale el psicoanálisis, más una batería de medidas económicas concretas para que la mujer tenga independencia económica y no tenga que estar atrapada en un clima familiar de sometimiento por no tener a donde ir.

Es por ello que aún el feminismo no es la síntesis de la salida superadora del problema, porque ni pelea por medidas concretas como tal, salvo el derecho al aborto y la ESI, ni se plantea la revolución social. Todo queda circunscripto a la lucha contra las ideas del patriarcado y su machismo, en ese plano ideal, ideológico, súper-estructural.

Será tarea de las mujeres proletarias conjuntamente con el compañero de clase, la superación de las violencias y de todas opresiones en el mundo entero.

 

(*) La autora es licenciada en Comunicación Social y militante independiente del Movimiento de Mujeres.

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