viernes, marzo 29, 2024

Qué dijo Soledad Quereilhac tras la polémica acusación de Beatriz Sarlo por la vacunación

La esposa del gobernador Axel Kicillof publicó un texto en sus redes sociales y negó tener vínculo con la ensayista. “No tengo la potestad de ofrecer vacunas a nadie”, dijo.

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Soledad Quereilhac, la esposa del gobernador Axel Kicillof, hizo un descargo a través de las redes sociales tras ser apuntada por la escritora Beatriz Sarlo como la persona que le ofreció aplicarse la Sputnik V, en el marco de una campaña para generar confianza en el proceso de inmunización contra el coronavirus.

"Lo cierto es que, para sobreactuar su honestidad, Beatriz Sarlo no ha tenido otro recurso que cacarear mentiras en los medios", cuestionó Quereilhac a través de una carta que difundió ante la polémica que se generó por las declaraciones que realizó la escritora en Comodoro Py.

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La esposa de Kicillof lamentó además que todo comenzó con las afirmaciones públicas en las que Sarlo "habló de propuestas 'por debajo de la mesa'" y que ahora no sólo la señaló como parte de esas gestiones sino que además "terminó involucrando" al titular de la editorial Siglo XXI Carlos Díaz.

"Habló de propuestas 'por debajo de la mesa' y no sólo sembró dudas sobre el proceso de vacunación en su conjunto, sino que, terminó involucrando en mentiras a Carlos Díaz, una persona de bien, respetada y querida. Y de paso, también me ensució a mí, atribuyéndome actos de corrupción y nepotismo no cometí", lamentó.

En la misiva que hizo pública, Quereilhac añadió: "A la luz de su autopercepción como una persona que 'tiene ética', sólo cabe esperar que se rectifique. Mientras tanto, sigo sin decidirme entre la pena por su enorme torpeza o el desconcierto ante su mala fe".

Quereilhac además volvió a desmentir a Sarlo, al señalar que ella "no" tiene la "potestad de ofrecerle vacunas a nadie". Es que, según la declaración que la escritora realizó ante la Justicia, la esposa de Kicillof fue la que llevó adelante gestiones, mediante Carlos Díaz, para ofrecerle acceder a la medicación en el marco de una campaña para generar confianza en la vacuna contra el coronavirus.

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"No tengo la potestad de ofrecer vacunas a nadie. No soy funcionaria del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Yo no fui vacunada aún y estoy esperando mi turno como todo el mundo. Ni mi madre, ni mi suegra, ni ningún familiar ni amiga o amigo cercano recibió tampoco la vacuna”, dijo.

En esa dirección, Quereilhac aclaró que “todxs están esperando su turno, como corresponde”. “No fomentamos ni participamos de ningún privilegio ni de ningún trato 'vip' (siglas de una tontería innegable, además)", enfatizó en su carta pública.

La esposa de Kicillof además indagó: "¿Por qué le ofrecería la vacuna a Beatriz Sarlo, persona con la que no tengo ningún trato ni vínculo?". Seguido, dijo que "la acusación carece de lógica, además de no tener sustento ni basarse en pruebas".

Durante la charla radial, esta tarde la ensayista comenzó explicando que ella no estaba al tanto de la campaña que diseñaba el gobierno bonaerense para que famosos y referentes de diferentes áreas se vacunaran en un momento en el que había dudas sobre la Sputnik V.

Yo no ratifico que fue por debajo de la mesa. No me llegó con las formas que tiene que ser una campaña pública. Cualquier cosa que se haga fuera de los protocolos legales comienza siendo por debajo de la mesa”, explicó Sarlo y agregó: “Si voy a participar en algo necesito saber quiénes otros van a participar. Nunca pongo mi firma, mucho menos mi cara. ¿Por qué Provincia está reclutando intelectuales porteños?, el único nombre era yo. No estaban los otros nombres”.

Luego Sarlo reiteró: “No tengo inconveniente que se diga que yo estoy de acuerdo con darse la vacuna y yo me la daría cuando me toque. Cuando me toque iría corriendo a vacunarme, pero cuando me toque. Para empezar ni siquiera vivo en la Provincia de Buenos Aires”.

Quereilhac, según detalló, ayudó al Gobernador con posibles nombres para esa lista de personalidades que podrían participar de la campaña de vacunación. “Como trabajo en el ámbito de la cultura y la academia, entre los muchos nombres posibles, pensé en el de Beatriz Sarlo, cuyo reconocimiento es indiscutible, al igual que su total ajenidad al peronismo”, dijo.

Además, agregó: “Ese fue todo mi aporte: pensar junto a mi pareja, la tarde del 22 de enero, personas que también quisieran ‘poner el hombro’ a la vacuna y ayudar a atenuar tanta irracionalidad anticientífica. Jamás se pensó en términos de ‘privilegio’. Se pensaba en la función social que ese acto individual podía cumplir para el conjunto de la sociedad”.

 

LA CARTA COMPLETA DE SOLEDAD QUEREILHAC: 

 

 

A propósito de la declaración de Beatriz Sarlo en la justicia y su repercusión mediática quisiera señalar:

1) No tengo la potestad de ofrecer vacunas a nadie. No soy funcionaria del gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Yo no fui vacunada aún y estoy esperando mi turno como todo el mundo. Ni mi madre, ni mi suegra, ni ningún familiar ni amiga o amigo cercano recibió tampoco la vacuna. Todxs están esperando su turno, como corresponde. No fomentamos ni participamos de ningún privilegio ni de ningún trato “vip” (siglas de una tontería innegable, además).

2) No tengo trato personal con Beatriz Sarlo desde 2004, año en que ella renunció a su cargo docente en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. No tengo su correo electrónico ni su teléfono. El único contacto que tuve con Sarlo en estos casi veinte años es a través de sus libros, que integran los programas de los cursos que dicto en dos universidades nacionales y de los que sigo aprendiendo.

3) Si nadie de mi círculo se vacunó, si ni yo misma me vacuné, dado que –como señalé más arriba– jamás pasaría por arriba de los derechos de los demás, ¿por qué le ofrecería la vacuna a Beatriz Sarlo, persona con la que no tengo ningún trato ni vínculo? La acusación carece de lógica, además de no tener sustento ni basarse en pruebas.

4) Cómo fueron los hechos:

A fin de enero de este año, Axel comenzó a diseñar una campaña de promoción de la vacunación, de carácter totalmente PÚBLICO, que fue anunciada en muchas conferencias y entrevistas. La primera vez que se refirió a esa campaña fue en Villa Gesell, el 26 de enero. Eran semanas de intensos ataques a la vacuna Sputnik V: la asociaban, básicamente, con “veneno”. Para contrarrestar ese irresponsable discurso, que transmitía miedo a la población, Axel pensó en convocar 100 referentes de la cultura, el espectáculo, el deporte y otros ámbitos, todxs mayores de 60 años, para sumarse a la campaña. La propuesta fue clara y transparente: hacer de la vacunación un acontecimiento público, sacarse una foto, divulgar la confianza en la vacuna. El objetivo también estaba claro: transmitir a través de un acto ejemplar –y no sólo con palabras– que la vacuna era segura y necesaria.

En ese marco, ayudé a Axel a pensar posibles nombres para esa lista de 100 referentes, que debía estar integrada, además, por personas de variada orientación política. Como trabajo en el ámbito de la cultura y la academia, entre los muchos nombres posibles, pensé en el de Beatriz Sarlo, cuyo reconocimiento es indiscutible, al igual que su total ajenidad al peronismo. Ese fue todo mi aporte: pensar junto a mi pareja, la tarde del 22 de enero, personas que también quisieran “poner el hombro” a la vacuna y ayudar a atenuar tanta irracionalidad anticientífica. Jamás se pensó en términos de “privilegio”. Se pensaba en la función social que ese acto individual podía cumplir para el conjunto de la sociedad.

Esa misma tarde, le conté la idea a Carlos Díaz, director de la editorial Siglo XXI, en la que publicamos nuestros libros tanto Axel y yo, como Beatriz Sarlo. Carlos ofreció consultarle a Sarlo si le interesaba participar de esta campaña. Así lo hizo a través de un correo electrónico. Sarlo rechazó la propuesta al otro día y así nos lo comunicó Carlos Díaz. Todo ese intercambio se produjo por escrito y hoy los correos circulan públicamente. Finalmente, la campaña no se llevó a cabo, por la combinación de dos motivos: la confianza que transmitió el artículo de The Lancet; y la demora en la llegada de vacunas.

Cuesta creer que quien fuera Profesora Titular de Literatura argentina del siglo XX durante más de dos décadas, autora además de muchos libros claves para la sociología de la cultura y la crítica literaria, tenga problemas de lectura frente a un simple correo electrónico. Lo cierto es que, para sobreactuar su honestidad, Beatriz Sarlo no ha tenido otro recurso que cacarear mentiras en los medios. Habló de propuestas “por debajo de la mesa” y con ello no sólo sembró dudas sobre el proceso de vacunación en su conjunto, sino que, sobre todo –y aquí lo más imperdonable–, terminó involucrando en sus mentiras a Carlos Díaz, una persona de bien, respetada y querida por gran parte del campo intelectual argentino. Y de paso, también me ensució a mí, atribuyéndome actos de corrupción y nepotismo que jamás en mi vida cometí. A la luz de su autopercepción como una persona que “tiene ética”, sólo cabe esperar que se rectifique. Mientras tanto, sigo sin decidirme entre la pena por su enorme torpeza o el desconcierto ante su mala fe.

Soledad Quereilhac

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