jueves, abril 18, 2024

En la línea de fuego: Massa juega al límite, a doce días de la presentación de alianzas

Las definiciones que dejaron el congreso renovador y los movimientos del kirchnerismo en las últimas horas. El factor provincia, clave.

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La jornada de este jueves dejó flotando en el aire una melodía de unidad. A primera hora y en la previa del congreso nacional del Frente Renovador fue el presidencial Alberto Fernández quien se encargó en persona de dejar abiertas todas las posibilidades a Sergio Massa.

Al ratificar el binomio “inmodificable” sugirió unas PASO, sobre la chance de que el tigrense desembarque en provincia dijo “diría que no, pero sí”, respecto del primer casillero de la lista a diputados dijo “podría ser sí” y sobre un lugar en el Gabinete señaló que “no todo es ser gobernador o un cargo electivo”.

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Luego, mientras los renovadores discurrían en el complejo Parque Norte los integrantes de la flamante fórmula bonaerense Axel Kicillof y Verónica Magario, que como adelantó desde Diputados Bonaerenses tanto desde el Instituto Patria como en La Matanza aseguran que no está confirmada, también abrieron el juego.

El ex ministro de Economía pidió “generosidad” y “amplitud” –dos palabras repetidas en el congreso massista- y que “confluyan todos los sectores, incluso los que no están”. Por su parte, la matancera Magario cuando fue consultada sobre una el rol de Massa dijo que “los esperamos con los brazos abiertos”. 

Demasiadas señales. En paralelo, los congresales del Frente Renovador impusieron dos datos políticos claves: por un lado clausuraron un acuerdo con el “fracasado” Mauricio Macri y por el otro habilitaron formalmente la posibilidad de acordar con el Frente Patriótico de los Fernández.

En ese tono, hubo congresales como Ignacio “Vasco” De Mendiguren o Mirta Tundis que cuestionaron a los ¿ex? socios de Alternativa Federal y hasta se animaron a pronunciar un expreso apoyo al ex jefe de Gabinete “si se viene con Cristina”. La unidad requiere preparar el terreno y fabricar el mito.

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Los bemoles de la melodía los aporta la encrucijada de Massa. En el peronismo federal salieron rápido a marcarle la cancha. Miguel Angel Pichetto le pidió “que cumpla su palabra” y el salteño Juan Manuel Urtubey sostuvo que “ni Macri, ni Cristina”.

En el medio, el reelecto Juan Schiaretti anunció que se toma diez días de vacaciones en plena campaña electoral y afirmó que lo “eligieron para gobernar Córdoba y no para hacer campaña”. Por otra parte, todos los federales se sacaron foto con Mauricio Macri tras el anuncio del binomio de los Fernández.

De hecho, el salteño Urtubey ayer dejó otra postal con el Presidente. Massa fue el único que no sumó su imagen al álbum. Otro dato importante. Ahora el tigrense se encuentra en la necesidad de resolver para qué lado inclinará la balanza.

Un factor clave es la provincia de Buenos Aires. En este sentido, Massa tiene la necesidad de asegurar la renovación de bancas en la Legislatura y escudar a sus intendentes. Esa empresa quedaría fuertemente resentida si resulve un acuerdo con Alternativa Federal.

Por ahora, las encuestas marcan que la “tercera vía” pierde volumen y todo se encamina hacia un escenario de polarización, que en territorio bonaerense sería todavía más potente. Este medio publicó la primera encuesta provincial que arroja que la pelea Vidal-Kicillof concentraría el 90% del electorado.

Un dato representativo es que el único precandidato a gobernador por el massismo, el diputado provincial Jorge D’Onofrio, es uno de los fuertes impulsores de una gran coalición opositora. Otra vez un conjunto de señales importantes.

Ante este escenario un acuerdo de Massa con los Fernández les reportaría a ambos beneficios importantes: al ex intendente garantizar el peso en la provincia y a los Fernández nada más ni nada menos que asestarle un golpe de muerte a Macri y a Vidal en primera vuelta. Un acuerdo de supervivencia.

Sin duda, desde el movimiento táctico de Cristina los tiempos se volvieron vertiginosos y la definición massista de ayer todavía le da más velocidad al convulsionado tablero político. Sin embargo, el tigrense se queda sin margen: le quedan sólo doce días hasta la presentación de alianzas. 

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