El Gobierno nacional realizará en los próximos días el último pago de intereses al Fondo Monetario Internacional (FMI), de USD 1.400 millones, antes de la reanudación de las conversaciones técnicas con el staff del organismo, en las que buscará destrabar el primer desembolso de USD 5.400 millones.
En ese sentido, en el acuerdo con el FMI el 2023 es un año particularmente exigente, dado que además de las metas de déficit, reservas y emisión monetaria, el Gobierno deberá devolver a Washington más dólares de lo que ingresarán a lo largo del año, lo que implica una presión a las reservas del Banco Central.
Además, la primera reunión del Gobierno con el FMI estará marcada por el cumplimiento de las métricas que están explícitas en el programa financiero, pero también por las últimas medidas de política económica, entre ellas la decisión de utilizar recursos del Tesoro para encarar una recompra de bonos en dólares.
Ese encuentro entre el Gobierno y el FMI, tendrá lugar entre finales de febrero y las primeras semanas de abril. A manera de referencia, el Fondo Monetario Internacional plantea que el nuevo desembolso no estaría disponible para su giro al Banco Central antes del 10 de marzo.
Por consiguiente, si ese reporte consigue el respaldo del FMI, en los últimos días de marzo el Gobierno será acreedor de esos USD 5.400 millones. Asimismo, el 22 de marzo la Casa Rosada debería repagar USD 2.700 millones, aunque, antes de esa devolución, habrá un desembolso previo de unos USD 1.400 millones.
En esa clave, este 2023 tendrá el diferencial negativo en unos USD 3.400 millones, dado que como los pagos al FMI salen de los propios abonos del Gobierno, ese monto es el que no estará “calzado” con los envíos desde Washington, por lo que deberán ser costeados con reservas que el equipo económico consiga a lo largo del año.
Asimismo, la devolución del préstamo con el FMI representará un 45% de las reservas brutas del Banco Central, que será equivalente al 3,3% del Producto Bruto Interno y al 21% de las exportaciones de bienes y servicios. Como comparación, en 2024 el total a repagarle al Fondo será igual al 15% del nivel actual de reservas, al 1,2% del PBI y al 7,5% de las ventas externas.
En ese sentido, el tironeo técnico entre el Gobierno y el FMI tendrá como primer tema saliente el cumplimiento de los propósitos trimestrales de finales de 2022. Igualmente, el Ministerio de Economía nacional asegura haber alcanzado los objetivos de acumulación de reservas, del déficit primario y de la emisión monetaria.
De todos modos, para este año, el Gobierno nacional deberá reducir el déficit fiscal primario desde 2,4% del Producto Bruto Interno con el que habría terminado 2022 hasta el 1,9%, con un techo de emisión monetaria para asistir al Tesoro de 0,6% del PBI.
A su vez, la política económica también formará parte de la discusión con el FMI. Precisamente, el Gobierno dejó trascender que el anuncio de la recompra de bonos en dólares con recursos del Tesoro “sobrantes” tras el sobrecumplimiento de la meta fiscal no fue objetada por el Fondo.
También, aparecerá en la mesa de negociación entre el FMI y el Gobierno el costo que tuvo para las cuentas públicas la guerra en Ucrania y de qué manera impactó en el desarrollo del acuerdo con el organismo financiero internacional.
Para el equipo económico argentino, la guerra en Ucrania repercutió de manera negativa en la balanza comercial por unos USD 4.940 millones, según la estimación que el Gobierno le acercó al FMI, por la combinación de mayores precios internacionales de la energía y una compensación insuficiente de la suba en alimentos.
“En el 2022, la guerra, esa por la que tanto se preocuparon el Banco Mundial, el FMI y el Banco Central Europeo, tuvo primero impacto en el hemisferio sur. Argentina cumplió su programa, pero el Fondo no está cumpliendo con revisar cómo van a compensar a los países que pagaron el costo con su economía”, advirtió el ministro de Economía nacional, Sergio Massa.
