Luego de que la Cámara Federal de Mar del Plata confirmara que el juez Alejo Ramos Padilla siga al frente del caso D’Alessio, la diputada provincial Susana González manifestó que la continuidad del magistrado “nos hace sentir que aún queda un vestigio de Justicia”.
La decisión fue tomada hoy por los jueces Eduardo Jiménez, Bernardo Bibel y Alejandro Tazza, quienes rechazaron el pedido de la fiscalía para que la causa, que investiga una red de espionaje ilegal, se fuera a los tribunales de Comodoro Py 2002.
“Espero que de una vez por todas Comodoro Py pueda ser desarticulado y todos los argentinos podamos sacarnos la mugre de muchos de los que conforman la Justicia”, sentencio la legisladora.
Cabe destacar que la medida fue provisoria por lo que las partes que perdieron pueden reclamar a la Cámara Federal de Casación Penal una revisión de la decisión. Allí interviene la Sala II de la máximo tribunal.
“Esperamos que Ramos Padilla pueda recolectar todas las pruebas que necesita y que a partir de este primer fallo provisorio consiga terminar confirmando su competencia perfecta respecto de la causa que investiga”, agregó la ensenadense.
Vale recordar, que el caso comenzó a mediados de enero cuando el empresario Pedro Etchebest aseguró que el falso abogado de D’Alessio le había avisado que había sido imputado por un arrepentido en la causa de los cuadernos, pero que podía ayudarlo mediante el pago de 300 mil dólares.
El pedido inicial del dinero y parte del pago se concretaron en la Capital Federal; ese era uno de los puntos a través de los cuales se cuestionaba la competencia de Dolores en el caso.
El magistrado inició una investigación por una extorsión que, con el allanamiento a la casa de D’Alessio, viró en otra cosa cuando se encontraron armas, equipos de comunicaciones y una seguidilla de carpetas y documentos que daban cuenta de una red de espionaje de alcance político, periodístico, empresario y judicial.
Así lo detalló Ramos Padilla las dos veces que fue al Congreso a dar detalles de su investigación, una frente a la Comisión de Libertad de Expresión y otra a puertas cerradas ante la Comisión Bicameral de Seguimiento a los organismos de inteligencia.