A menos de un mes de asumir la Presidencia de la Nación, Javier Milei se encuentra en una situación de batalla constante con el Congreso nacional y el Poder Judicial, dos espacios habilitados para tomar decisiones fundamentales para la Argentina, aunque aún no le dieron la respuesta favorable que él esperaba para el Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y la Ley Ómnibus.
En las últimas horas, al ser consultado por el revés judicial que recibió tras la anulación de las reformas laborales incluidas en el DNU por un pedido expreso de la Confederación General del Trabajo (CGT), Milei advirtió que el “partido dura 90 minutos, y se juega hasta que se escucha el pitido final”. Así, el líder de La Libertad Avanza ratificó que no abandonará su plan de shock con el que pretende gobernar “a todo o nada”, tal como expresó el primer día de gestión.
En tanto, este jueves la Justicia le anunció otra mala noticia al Gobierno nacional. El juez Enrique Lavié Pico, del fuero contencioso y administrativo federal por el que desfilan poderosísimos operadores, habilitó la feria judicial de enero con el objetivo de tramitar los amparos que buscan declarar la inconstitucionalidad del DNU, y definió que el capítulo laboral seguirá su curso en el fuero homónimo, completamente al revés de lo que pretendía el Ejecutivo.
En el marco de esa hoja de ruta a la que se comprometió públicamente a seguir a rajatabla, Milei se encontró con una serie de obstáculos políticos y judiciales que empezaron a poner en riesgo la viabilidad de la estrategia planteada desde el primer día de gestión y la versatilidad del proyecto libertario. En ese contexto, circularon algunos pases de factura internos clásicos de cualquier administración, pero estimulados por la debilidad institucional de un Presidente que asumió en franca minoría parlamentaria, sin gobernadores ni intendentes afines.
En el Congreso nacional, La Libertad Avanza también se topó con una dispersión de la composición parlamentaria que aventura un resultado incierto para la Ley Ómnibus enviada por Milei como parte del paquete de las ambiciosas reformas que proyecta para los inicios de su administración. Para “apurar las negociaciones” en la bancada, Mauricio Macri entendió que lo mejor era que el PRO se quedara con la presidencia de la Cámara de Diputados, e insistió en ese sentido para que ese rol fuera ejercido por Cristian Ritondo. Aunque, finalmente, nada de ello ocurrió.
Es preciso recordar que, cuando Macri asumió en el 2015, avaló con la misma lógica que María Eugenia Vidal cogobernara en la Legislatura durante su primer año de gestión con Sergio Massa, el ex ministro de Economía y ex candidato presidencial del que ahora el fundador del PRO despotrica. Massa ungió entonces a Jorge Sarghini, y el primer año bonaerense de Vidal no tuvo mayores complicaciones.
En este contexto, Milei consideró que Ritondo podía aglutinar bajo su liderazgo a los legisladores del PRO para que apoyen ciegamente sus reformas, pero la conducción de Martín Menem en la Cámara de Diputados cambió todo. Ahora, el parlamentario cuyo apellido carga una historia compleja para la Argentina deberá ejercitar a tiempo completo su capacidad de recolección de voluntades. Por su parte, Guillermo Francos quería para ese lugar a un sector del peronismo federal, había pensado en Florencio Randazzo, pero el Presidente se decidió finalmente por alguien propio.
En consonancia con la batalla que lleva adelante el Gobierno contra la Justicia y el Congreso por las reformas que quiere aplicar, Francos tuvo que aceptar en las últimas horas que se diera marcha atrás con las reformas en el Régimen Federal de Pesca incluidas en la Ley Ómnibus, tras las quejas presentadas por el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, y el intendente de General Pueyrredón, Guillermo Montenegro, después de las dos reuniones que el ministro del Interior mantuvo con ellos en su despacho de Casa Rosada.
Apurado en su estrategia, a casi un mes de su asunción, Milei todavía está convencido de que tiene suficiente sostén social para avanzar con las reformas de shock. Es lo que, a priori, evidencian las encuestas más serias. Todavía se percibe un notorio malestar con el presente, y expectativa por mejoras a futuro, pero el dato que empieza a inquietar, aunque de modo incipiente, es que los sondeos captan cierta “angustia” por parte del propio electorado libertario por la magnitud de la crisis y el impacto de la mega devaluación en la vida cotidiana.
Esa es una de las razones por la que Milei eligió a Patricia Bullrich para que sobresalga en su gabinete en el área de Seguridad, un ministerio que la ex candidata presidencial supo manejar durante la gestión de Macri. A falta de buenas noticias en el área económica, la posibilidad de “ordenar la protesta social y construir un relato en torno al rubro seguridad” fue lo que motivó al jefe de Estado a invitar a la presidenta del PRO a su Gobierno, y lo que dio origen al protocolo anti-piquetes, celebrado por el gobierno en sus primeras intervenciones.