martes, abril 23, 2024

"No me voy a acostumbrar nunca a ser diputado porque afuera las cosas son más duras”

Claudio Dellecarbonara lleva 26 años como trabajador del Subte línea B y ahora asumió como legislador provincial por el Frente de Izquierda. Su perfil y su historia.

“Yo soy un laburante”, dice Claudio Dellecarbonara mientras se familiariza con cada esquina de su nuevo despacho en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. “No tengo ni la contraseña de la computadora, todavía no pude organizar el feng shui de la oficina”, agrega entre risas mirando el lugar casi vacío.

Dellecarbonara fue el último en llegar a Diputados, pasó de las vías del Subte B en Capital Federal a ocupar la banca que dejó Mercedes Trimarchi, porque tienen un esquema rotativo entre los partidos que integran el Frente de Izquierda y el jueves 14 pudo jurar y ser formalmente un legislador bonaerense.

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“Por los 30 mil detenidos desaparecidos y las víctimas de la represión estatal, de la Triple A, la dictadura y la democracia”, comenzó la jura del estrenado legislador que dejó bien visible en su asiento la campera gris que identifica a los trabajadores del subte.

 

 

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Tiene 47 años, es padre de dos hijos y una niña de 5 años, vive junto a su compañera en una casa que alquilan en la localidad de José León Suárez, barrio de trabajadores del gran Conurbano bonaerense que ahora viene a representar.

“Es extraño, es un ámbito muy diferente a lo que estoy acostumbrado donde las cosas son muy duras, crudas, donde la gente necesita soluciones rápidas porque de eso depende muchas veces la vida. No me voy a acostumbrar nunca a la dinámica de burocracia y rosca”, asegura a Diputados Bonaerenses.

El recorrido es largo en las calles para el flamante diputado, hace 26 años que forma parte del grupo de trabajadores que llevan adelante la puesta en marcha del subterráneo porteño y allí se ha ganado su espacio dentro de la militancia sindical dentro del Partido de los Trabajadores Socialista (PTS).

 

 

“Mi familia quería participar de la jura porque están muy felices y orgullosos pero la pandemia nos limitó el festejo”, dice mientras las manos bailan sobre el escritorio. Claudio se emociona al hablar de su mamá, es que desde que él y sus hermanas eran chicos sus padres de separaron y ella se hizo cargo del trabajo, la crianza, la comida y más.

“Gracias a eso pude estudiar y terminar el secundario, me hubiese gustado seguir estudiando pero las circunstancias hicieron que tenga que trabajar desde chico y así seguí durante toda la vida”, agrega.

En el FIT están acostumbrados a que trabajadores de a pie lleguen a puestos que parecen estar reservados para una clase en particular. Hace poco, llamó la atención de muchos cuando la diputada Mónica Schlotthauer dejó su banca en el Congreso nacional y volvió a su trabajo regular como empleada de limpieza en el ferrocarril.

“Para nosotros es algo normal, acá estamos para ser una voz de la clase obrera, nuestra idea no es hacer carrera política, muchos viven de eso y por eso llama la atención que gente como nosotros llegue a este tipo de puestos. Queremos una representación directa de los trabajadores”, explica.

 

 

Muchas veces le pasó que los vecinos lo reconocieran (por sus apariciones en televisión con los metrodelegados y las campañas electorales del FIT) en el tren Mitre que lo llevaba de José León Suárez hasta la CABA y se sorprendieran de que usara el transporte público.

Se reconoce como un entusiasta de la pintura y la música, aunque remarca que no es experto, pero dice que le gusta pintar y que lo hacía mucho con sus hijos cuando eran chicos, cosa que ahora queda para algunos momentos, igual que leer varios libros en los ratos libres.

“Soy un aficionado, me gustan el arte y cuando puedo lo hago. Siempre pasó que a la clase trabajadora nos ‘setean’ de un modo tal que todo lo que es la creatividad queda excluído, como que no nos corresponde, yo quiero cambiar eso…”, cerró.

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