lunes, marzo 18, 2024

Cuánto tiempo dura la protección de las diferentes vacunas contra el coronavirus

Según investigadores, entre las dosis de Pfizer, Moderna y la Sputnik V, la última sería la más eficaz.

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Investigadores de Australia aportaron un modelo de análisis para evaluar cuánto dura la protección en el mundo real, y no en ensayos controlados, de las vacunas utilizadas por los países para combatir la pandemia de coronavirus.

El estudio -que aún espera revisión de colegas en una revista especializada- se realizó con técnicas de modelado predictivo para estimar la robustez y la duración de la protección inmunitaria conferida por siete vacunas diferentes para COVID.

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En ese sentido, las dosis de Pfizer/BioNTech, Moderna, y la Sputnik V serían las que dan más protección a más de 7 meses de la aplicación, según un modelo desarrollado por investigadores australianos.

Los resultados sugieren, que cuanto más proteja una vacuna inmediatamente después de ser administrada, más durará su protección. Sin embargo, Los especialistas advierten que se necesitarían ajustar las estrategias de vacunación parar resolver la disminución de la inmunidad contra el coronavirus.

Los científicos, liderados por Miles Davenport, del Instituto Kirby, que depende de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sidney, Australia, basaron su modelo en el supuesto fundamental de que los niveles elevados de anticuerpos neutralizantes.

Se trata de un subgrupo de anticuerpos que pueden inactivar el virus, algo que había surgido en investigaciones anteriores sobre la reinfección en pacientes recuperados de COVID y la seguridad y eficacia de la vacuna.

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Para el estudio se usaron los datos disponibles sobre las vacunas elaboradas por las empresas Pfizer-BioNTech, Moderna, Sputnik-V, Bharat Biotech, Johnson & Johnson, AstraZeneca, y de Sinovac Biotech.

Según comunicaron, los investigadores pudieron delinear el estado de los niveles de los anticuerpos neutralizantes generados por cada una de los fármacos a lo largo de 250 días.

Los investigadores australianos compararon esas trayectorias con las de los pacientes recuperados de COVID que tenían inmunidad natural. Además, modelaron cómo podrían comportarse los anticuerpos más bajos contra las nuevas variantes.

 

 

Por otro lado, los sueros de los convalecientes se usaron como referencia para normalizar los datos de la vacuna, que en su estado original procedían de un conjunto diverso de ensayos y, por tanto, eran difíciles de cotejar.

En ese marco, los investigadores esperan que el estudio de modelización “ayude a desarrollar estrategias de vacunación para controlar la trayectoria futura de la pandemia”.

Una cuestión que se debería tener en cuenta en los planes de vacunación es que la protección contra el COVID no es lo mismo que contra la infección en sí misma, lo que se evaluó en el estudio.

 

Eficacia de cada vacuna que se evaluó en el estudio.

 

Cuando los investigadores analizaron los niveles de neutralización producidos por cada vacuna e introdujeron las cifras en su modelo, descubrieron que la protección frente al coronavirus grave se mantenía estable, pero la frente a la infección disminuía de manera significativa.

En esa línea, los infectólogos detectaron que el grado de disminución de la protección conferida por la vacuna dependía de la intensidad inicial de la respuesta de los anticuerpos neutralizantes.

El estudio de Australia también intensifica la preocupación sobre el riesgo de más casos de infectados con las nuevas variantes del coronavirus, especialmente las de Inglaterra, Sudáfrica, y Brasil.

 

 

Esas nuevas cepas de coronavirus son, según el estudio clínico, más difíciles de neutralizar que el virus original que se detectó en Wuhan, China en enero del año pasado.

El modelo predictivo de los científicos australianos tuvo en cuenta el tema de las variantes por lo que sugiere que las variantes suponen una mayor amenaza para las vacunas con una menor eficacia inicial contra el virus original.

Si el impacto inicial de una vacuna era de alrededor del 70%, por ejemplo, y los niveles de neutralización del fármaco se reducen cinco veces por la presencia de una nueva cepa, y los investigadores predijeron que la eficacia caerá hasta el 25%.

 

 

Otro resultado que aportó el trabajo es que existirían diferencias con respecto a los niveles de anticuerpos neutralizantes según la vacuna que se aplique. Las dosis de Pfizer y Moderna fueron las más eficaces, con un 95% que descendió al 50% después del día 200 desde la aplicación.

Por su parte, la vacuna Sputnik V mantuvo una eficacia del 70% a los 150 días y del 50% a los 125 días. En tanto, las vacunas Johnson & Johnson y AstraZeneca tuvieron una eficacia inicial del 67 y el 62% respectivamente.

Sin embargo, ambos fármacos perdieron eficacia alrededor del día 50 desde la inmunización, cuando se registró un 50% de protección. En el extremo opuesto estuvo la vacuna Coronavac de Sinovac, que se administra en Chile, entre otros países.

 

 

Ese fármaco tenía una eficacia inicial del 50%, pero encontraron mayor protección entre los dos a los seis meses de administración según los investigadores que realizaron el modelo.

De todas formas, los resultados no significan que haya que descartar algunas de las vacunas autorizadas, de hecho, los infectólogos admitieron que el estudio es predictivo, no prescriptivo, y que se basó en medias hipotéticas extraídas de los datos disponibles sobre sueros de convalecientes.

Por todo esto, el investigador del Conicet y vicepresidente de la Sociedad Argentina de Virología,  Víctor Romanowski, comentó que el estudio realizado en Australia “está aún en revisión de sus pares.

 

Las dosis de Sputnik V son las más utilizadas en Argentina hasta el momento.

A su vez, Romanowski aclaró que el modelo “no cuenta con el aval de las evidencias experimentales a largo plazo que podrían permitir valorar o ajustar las predicciones/explicaciones del modelo teórico”.

De todas formas, el virólogo evaluó que “es valioso encarar el estudio de modelos que permitan predecir, a partir de datos sencillos de obtener, el nivel de protección que puede adjudicarse a un candidato vacunal”.

“La realidad es que no existen evidencias suficientes aún acerca del correlato de protección entre los datos, basados en los niveles de anticuerpos neutralizantes como marcadores de la respuesta inmune, y la eficacia de las vacunas en estudio”, concluyó el especialista.

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