martes, abril 23, 2024

Jorge Altamira, el candidato “subversivo” que ya desde chico fantaseaba con un partido obrero

El histórico referente de la izquierda argentina fue legislador porteño, aspirante a Presidente en cinco oportunidades, a legislador otras tantas, y ahora se candidatea como diputado nacional por la provincia de Buenos Aires. Cómo ve la realidad política, en qué situación se encuentra la izquierda, cuál es su análisis de los “libertarios”, cómo arrancó a militar en el socialismo y cuáles son sus gustos. Pasa por Soy tu candidato, Jorge Altamira.

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Jorge Altamira (78) no recuerda cuando no estuvo interesado en política. Desde muy chico, cuando tenía entre tres o cuatro años, durante la cena escuchaba las vivencias de su padre que, después de trabajar 14 horas, contaba cómo era la vida en la fábrica y hablaba del sindicalismo.

Tenía un padre entregado a la causa, un defensor extraordinario de la clase obrera. Él me dijo cosas que me provocaron terremotos mentales”, rememora en un mano a mano con Diputados Bonaerenses para la sección Soy tu candidato. Son pasadas las 15 horas y Altamira todavía no almorzó, porque estuvo de recorrida durante toda la mañana. Sin embargo, resiste al hambre, se entrega a la entrevista y entre pregunta y pregunta asesta algún bocado a una empanada de carne.  

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El otro momento que lo marcó a fuego fue el derrocamiento del expresidente Juan Domingo Perón en 1955. “Fue un golpe existencial muy fuerte, porque me di cuenta que nos había cagado porque objetivamente podía doblegar ese golpe. Entonces, con todo lo que hablaba con mis padres, me di cuenta que no teníamos un partido propio, un partido obrero. El hilo conductor de mi existencia es que Argentina tenga un poderoso partido de la propia clase obrera”, explica.

 

 

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Los años pasaron y Altamira ocupó diferentes roles de relevancia en la izquierda argentina, fue legislador porteño, aspirante a Presidente y postulante ingresar al Congreso, entre muchas otras cosas, pero su lucha sigue siendo la misma. Hoy la encara como precandidato a diputado nacional por la provincia de Buenos Aires con el sello Política Obrera, que puso en pie luego de ser expulsado del Partido Obrero en medio de una fuerte polémica.

Altamira considera que lo que se debe discutir en estas elecciones 2021 es que “el Congreso próximo va a votar el acuerdo con el FMI (Fondo Monetario Internacional)” y cómo se debe salir de la crisis social. Considera que el sistema capitalista fracasó y que el futuro es todo de la izquierda, pese a que evalúa que por estas horas las izquierdas atraviesan una crisis mundial de adaptación al régimen.

 

 

Sobre los “libertarios”, el precandidato a diputado nacional es sumamente crítico: por ejemplo, afirma que Javier Milei es un “tipo criminal en un afán por despertar un sentimiento fachista en las masas”. Cómo evalúa la coyuntura política, cuál cree que son los desafíos de la izquierda, y algunos costados poco explorados de su vida. Pasa por Soy tu candidato, Jorge Altamira.

 

¿Cómo analizas la realidad política? ¿Juntos por el Cambio y el Frente de Todos fracasaron?

 

Yo señalo el fracaso del sistema capitalista en general, acá tenemos una crisis de un régimen social que nos endeudo en 400 mil millones de dólares a tasas de interés elevada. Esto no funciona más, eso quiebra el país

Mauricio Macri trajo al FMI, para conseguir apoyo en las elecciones de 2019 y ahora que sabemos los resultados pensamos que mejor no hubiera traído, porque como consecuencia del apoyo el tipo se fue al bombo.

 

 

No es un problema subjetivo de los políticos, lo que ocurre es que los partidos políticos reflejan el impass del sistema y arman un discurso divorciado de la realidad. La pandemia puso en manuscrito que esto no va.

En segundo lugar, todo trabajador que vive mal piensa que con esfuerzo un día va a vivir mejor, ahora el problema se presenta en términos de amenaza a la salud, antes era en largo plazo, también de empleo.

 

 

¿Cómo va a responder el sistema capitalista a todos estos desafíos? ¿Va a empezar a financiar el sistema público? La primera discusión fuerte se dio cuando el sistema de salud privado dijo que los querían estatizar, con un lenguaje golpista.

El último punto es que el tipo de Congreso que vamos a elegir tiene una peculiaridad respecto a otros, porque el Gobierno le dijo al FMI que van a hacer un acuerdo después de las elecciones.

Esa afirmación es muy sospechosa, porque si el acuerdo con el organismo fuera bueno, lo anunciarían antes de las elecciones, pero entonces acá te dicen primero votanos y después te metemos el perro.

 

 

 

Tanto el FMI como el Gobierno quieren que (el acuerdo) se vote en el Congreso. Eso es una falacia. Están diciendo hay que firmar, pero no la advierten a la gente en la campaña electoral que el Congreso próximo va a votar por el FMI.

 

¿Cuáles son las fortalezas de tu precandidatura a diputado nacional?

 

Nosotros como corriente tenemos una trayectoria, a diferencia de la (Horacio) Rodríguez Larreta y Alberto Fernández nosotros estamos orgullosos, los que no nos votan, dicen que tienen otra forma de pensar pero no cuestionan nuestra trayectoria.

Por lo tanto, eso es una fortaleza. Estamos orgullosos de los planteamientos políticos que estamos fuimos haciendo, de las advertencias que hicimos, de estimular lucha y de promover e incentivar diferentes luchas de la ciudadanía.

 

¿En qué situación se encuentra la izquierda en Argentina?

 

En el 2013 nosotros tuvimos una votación excepcional, en muchas provincias sacamos dos dígitos y en Salta le ganamos a todo el peronismo, somos el único partido que algún momento le mojo la oreja al peronismo.

Ahora la izquierda se encuentra en un crisis y nosotros tenemos un papel vigoroso en esclarecerla y ponerla de manifiesto, pero la tendencia popular ha cambiado y ahora la gente si nos puede volver a votar.

 

¿Haces alguna autocrítica de tu carrera política?

 

El socialista es crítico de sus posiciones y de la realidad. Lo que hoy digo mañana no lo puedo repetir igual porque la vida cambia. Los planteos quedan superados, pero no porque estuvieron mal sino como consecuencia de un desarrollo.

Nosotros no nos autocriticamos de nada porque nosotros somos críticos hasta de los aciertos. Y los llamados errores, si son cometidos con honestidad y claridad es una fuente de experiencia.

 

 

Nosotros decimos como vemos la realidad, hacemos una propuesta y luego si observamos que no era una propuesta correcta, nos preguntamos que no vimos de la realidad para llegar a eso.

Pero vemos gente que se autocritica solo para mantenerse en el mismo lugar, esto me paso con Alberto Fernández. Los dos éramos diputados en la legislatura porteña y yo le recordé su pasado menemista.

Él me dijo ‘mire Altamira, en el menemismo creíamos que era el camino correcto y ahora no tenemos esa posición’. A lo que yo le respondí que dentro de unos meses, iba a decir lo mismo. En ese caso funciona como un mecanismo de auto perpetuación.

 

¿Por qué la izquierda no lidera un proceso de transformación?

 

Esta crisis no tiene retorno porque tiene una causa internacional, la izquierda en el mundo se está adaptando al capitalismo no es solo en Argentina, nosotros vamos a ir al Congreso a votar en contra del FMI y a llamar al pueblo a resistirlo.

Es un discurso subversivo en términos parlamentarios, ojala que el pueblo lo escuche y lo movilice. Nuestro enfoque parlamentario se distingue del parlamentarismo vulgar.

 

 

Creemos que es la perspectiva correcta porque la situación social en el mundo se va a agravar considerablemente porque la pandemia dejo abierta fisuras esenciales (salud, educación, y vivienda).

La pandemia es un fenómeno social, lo provoca un sistema que agrede al medio ambiente, que provoca los cambios climáticos, que desata los virus y que habiendo privatizado todo no tiene los recursos para tratarlo.

 

¿Cuál es el debate entre la izquierda y la derecha en este contexto?

 

El futuro del mundo es solo de la izquierda, porque la izquierda sino es revolucionaria no es nada y la derecha nunca va a tomar un rumbo similar.

Por ejemplo, Milei dice que no se va a vacunar, que puede ser perjudicial como decía Bolsonaro, por lo tanto este tipo es criminal, atenta contra la salud común, en un afán por despertar un sentimiento fachista en las masas.

 

 

Y sobre eso que dicen que atrae a sectores jóvenes, eso es un verso. Milei traduce a una clase media que teme el desclasamiento, entonces expresa la bronca a través de Milei, pero es una bronca que no va a cambiar la condición de desclasamiento.

Milei quiere que se pague la deuda externa, que la gente no se vacune, que los trabajadores no tengan sindicato, que no haya leyes laborales, es todo fachismo, para ellos, la libertad es la individual.

 

¿Cómo analizas la irrupción de la pandemia de coronavirus?

 

Ningún marxista o socialista, tiene una visión de conspirativa del Covid, lo cual no quiere decir que no haya conspiraciones. Enfrentamos virus desde hace 20 años, desde el Ébola hasta el HIV, son fenómenos absolutamente consecuentes.

Los científicos dicen que el cambio climático ha provocado en la biodiversidad mudanzas extraordinarias habrá que investigar mucho, pero está vinculado a eso, hay un desequilibrio en el cambio climático general.

Con la pandemia la humanidad enfrenta una crisis humanitaria porque es una crisis social, es una crisis histórica del modo en que vivimos, el modo capitalista. No algo puntual o aislado.

 

¿Por qué ingresaste a la política?

 

En mi memoria personal, no recuerdo cuando no estuve interesado en la política, mi padre era una persona vehemente, era un activista, un obrero y venía a casa después de trabajar 14 horas.

Cuando cenábamos, en condiciones muy humildes, mi padre contaba cómo era la vida en la fábrica y la forma sindical, tenía 3 o 4 años cuando lo escuche por primera vez.

Sí recuerdo de modo muy fugaz que mi padre me llevo a una asamblea sindical cuando era muy chico, y que se puso violenta porque me alzo en brazos y se fue a la calle como protegiéndome.

 

 

Tenía un padre entregado a la causa, un defensor extraordinario de la clase obrera. Mi padre me dijo cosas que me provocaron terremotos mentales, yo veía las cosas de una manera y el me las contaba de otra y me daba cuenta que tenía razón.

Todo lo que aprendí en política, lo principal vino de ahí.

A mí me marco personalmente el derrocamiento de (Juan Domingo) Peron, fue un golpe existencial muy fuerte, porque me di cuenta que nos había cagado porque objetivamente podía doblegar ese golpe.

Entonces, con todo lo que hablaba con mis padres, me di cuenta que no teníamos un partido propio, un partido obrero. El hilo conductor de mi existencia es que Argentina tenga un poderoso partido de la propia clase obrera.

 

¿Cuáles son tus hobbies?

 

Tuve hobbies cambiantes, por ejemplo fui muy buen jugador de ajedrez, a los 13 años llegue a la final del campeonato juvenil argentino y perdí en Copenhague con el que luego fue campeón mundial.

Por otra parte, correr me gusta muchísimo, la expansión existencial que siento cuando corro es absolutamente fabulosa.

 

¿Qué música escuchas?

 

Pertenezco a la generación (Astor) Piazzola que me hicieron entrar en el tango, también adoro la música brasileña que en Argentina no se conoce. Además, la música me gusta porque yo estudie violín, porque mi madre quería que yo sea violinista. 

 

¿Cuáles de tus libros y de otros autores recomendarías?

 

“Marxismo y teoría política”, es un libro mío que analiza todo el proceso de disolución de la Unión Soviética y el impacto del movimiento obrero mundial. También recomiendo “La estrategia política de la izquierda argentina”.

 

 

 

Sin embargo los libros más poderosos son de Marx y de Trotsky, el 18 Brumario de Luis Bonaparte de marx y la historia de la revolución rusa de Trotsky no los hubiera escrito Borges.

El impacto literario de la revolución rusa es muy grande. Por ejemplo cuando el régimen zarista esta por acabarse, Troski dice ‘es como el brillo de una vela que se produce antes de apagarse’. Es extraordinario.

 

¿Cuál es tu lugar en el mundo?

 

Buenos Aires, absolutamente. Es mi ambiente. Una vez una chica me dijo que ‘nunca vi un tipo más porteño que vos, hablas como porteño, haces gestos como porteño y yo lo considere como un piropo excepcional. La Buenos Aires de Gardel.

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