viernes, marzo 29, 2024

Un año sin Gabriela: la trágica historia de la docente que murió abandonada por el IOMA

Daba clases en uno de los barrios más humildes de Lomas de Zamora e iba de “colegio en colegio”. La pelea de una familia destrozada para que su padecimiento no se vuelva a repetir.

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Gabriela Ciuffarella murió a las 4 de la madrugada del lunes 26 de febrero de 2018. La docente de 46 años, que peleo aguerridamente contra un cáncer de médula ósea, recibió hasta sus últimas horas dosis de quimioterapia en el Hospital Santojianni, de CABA.

Sin embargo, su historia podría haber sido diferente. En diciembre de ese año, su oncóloga Carla Guayanori, le había recetado Carfilzomib para detener el avance de su enfermedad y era optimista respecto de los resultados que podía dar el medicamento.

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Pero pese a realizar dos pedidos e interponer un amparo las autoridades del Instituto Médico Obra Asistencial (IOMA) le negaron el tratamiento. “Gabriela pedía por favor que le den morfina, se estaba quemando por dentro”, relató su cuñada Gabriela del Valle Fantín en diálogo con Diputados Bonaerenses.

Este medio relevó hace unos meses el perverso mecanismo de la obra social conducida por Pablo Di Liscia para rechazar medicamentos oncológicos y publicó la lista de los remedios más rechazados, entre los cuales se encuentra el Carfilzomib.

“Fue una injusticia total, mi familia quedó destrozada. Consideramos que se trata de un asesinato porque dejaron a la deriva a una persona que no se podía defender. Para ellos, Gabriela fue un número más. Es mejor pegarte un tiro que tener IOMA”, sostuvo Fantín.

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Ni bien terminó el secundario Gabiela supo que su vocación era ser docente, por eso estudió el profesorado y traductorado de Ingles. Daba clases en las escuelas 11 y 103 del barrio Villa Fiorito, uno de los más humildes de la localidad bonaerense de Lomas de Zamora.

“Vivía para su trabajo y era muy luchadora, andaba en todas las marchas, le gustaba pelear por la igualdad, porque los chicos tengan los mismos derechos. Era muy comprometida con su docencia. Cuando la enterramos el cajón estaba lleno de regalos de sus alumnos”, contó su cuñada.

Pero además, con mucho esfuerzo, Gabriela había podido poner en marcha su propia marca de ropa “Gaviota”.  Otras dos pasiones que tenía la docente era la decoración de interiores y viajar, hecho que se daba cuando el golpeado bolsillo docente se lo permitía.

Era una mujer llena de vida, como los cientos de afiliados que son abandonados recurrentemente por “la obra social de la muerte”. Los casos se acumulan sin que nada suceda y mientras el IOMA sigue funcionando como un aguantadero político, en este caso, para el Gobierno de María Eugenia Vidal.

Por este motivo, su familia emprendió una lucha de largo aliento “para que la muerte de Gabriela no quede en vano” y mañana realizarán una marcha junto a la comunidad educativa de Lomas de Zamora, amigos y sindicatos de diferentes puntos de la provincia.

La movilización partirá de la plaza Grigera para llegar a la filial del IOMA local. “Pedimos que empiecen a tener un poquito de corazón, que atiendan a los chicos discapacitados, no puede haber una obra social que le sobre plata cuando hay gente que se esté muriendo”, cerró su cuñada.

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