Las Madres de Plaza de Mayo ayer le entregaron el pañuelo blanco al diputado provincial de Unidad Ciudadana y dirigente gremial Miguel Funes. El oriundo de Lomas de Zamora recibió la máxima distinción en la sede de la Casa de las Madres.
“Quizás en otro momento de la vida, militando en una sociedad machista y conformada por otros valores me hubiese costado asumir que estoy profundamente emocionado”, abrió Funes al borde de las lágrimas.
En el escenario lo flanqueaban Hebe de Bonafini, quien hizo entrega del reconocimiento, el secretario general de La Bancaria Sergio Palazzo y el diputado nacional Walter Correa.
“Hebe un día llegó a preguntarme si podía ser mi mamá del corazón. Para mí honrar este pañuelo es honrar la lucha de sus hijos e hijas, la lucha de los 30 mil desaparecidos”, dijo el legislador.
Por otra parte, Funes hizo un recorrido por su trayectoria militante y recordó que antes de sumarse a las filas del kirchnerismo trabajó en una farmacia a pocas cuadras de la Casa de las Madres.
“Venir a este lugar me hizo muy buen, no quería conocer la historia de las madres sólo por los libros sino venir a hacerles un homenaje en vida”, relató el dirigente gremial.
Unos minutos antes, Hebe le había entregado la máxima distinción de las Madres. “Funes no sólo está en los lugares que tiene que estar sino que también soluciona problemas, es una máquina”, señaló.
Por su parte, también hubo un fuerte reconocimiento de su referente sindical. “Miguel es un dirigente bancario pero sobre todo de todo el movimiento obrero. Siempre estuvo el lado del pueblo de los que necesitan”, sostuvo Palazzo.
Más adelante el titular de La Bancaria afirmó que se trata de “un homenaje a la lucha, coherencia y valentía”. “Miguel tiene mucho respeto para con la tarea de las madres, es abnegado, dedicado y luchador”, agregó Palazzo.
Otro de los que compartió el micrófono fue Correa. “Como trabajador quiero que todos los diputados sean como él. Siempre acompaña todas las luchas obreras y le duele la desocupación, la miseria y falta de democracia”, cerró.
EL PAÑUELO BLANCO
La primera vez que las Madres se colocaron un pañuelo blanco en sus cabezas, como una forma de protesta, fue en octubre de 1977 durante la tradicional peregrinación a Luján.
En pleno despliegue de la dictadura cívico militar, las Madres querían manifestar su angustia por desconocer el paradero de sus hijos y fundamentalmente visibilizar su reclamo.
Una de ellas sugirió utilizar un pañal de tela de sus hijos, un valioso recuerdo que conservaba cada una, para reconocerse durante la caminata. El pañal se convertiría posteriormente en un pañuelo.
En Luján, las mujeres desplegaron pancartas en la explanada de la Basílica y entonaron la consigna “aparición con vida”, lo que llamó la atención de todos los presentes.
Si bien, su acción no fue difundida en los medios, pero la semilla fue plantada y se empezó a hablar de las mujeres “de pañuelo blanco”, un ícono global de lucha y resistencia.
Para la asociación Madres de Plaza de Mayo el pañuelo representa el abrazo con sus hijos y la presencia permanente de los 30 mil desaparecidos durante la última dictadura.
