La caída de la industria automotriz parece no tener piso. Ayer Volkswagen (VW) confirmó la aplicación de suspensiones rotativas a lo largo de todo el año para cerca de 300 trabajadores de su planta de General Pacheco, en Tigre.
Según explicaron desde la firma alemana el achicamiento, que equivale al 10% de su plantilla, forma parte del programa de adaptación de la línea de producción de la fábrica que finalizó la producción del Surán y arrancará con el Tarek.
El esquema de suspensiones rotativas implica mantener una reducción de 300 personas en el plantel de la planta, pero alternando a los operarios afectados, que percibirán sólo un 75% de su salario.
La medida se inscribe en la profunda crisis que atraviesa el sector. La producción de autos en el primer bimestre está en 32.662 unidades, lo que representa una caída interanual del 22,1%.
Entre la caída de la producción y algunas paradas técnicas que realizaron las plantas, la industria automotriz trabajó apenas al 15,7% de su capacidad instalada en el primer mes del año.
En este sentido, el principal factor de caída de la actividad es el derrape del mercado interno, que registra una merma interanual del 47,5% en el primer bimestre del 2019.
Ese desempeño también se explica por la magra evolución de los ingresos en relación a la suba de los precios de los vehículos, asociados a la marcha de la cotización del dólar.
Asimismo, se derrumbó la herramienta del financiamiento para la compra de vehículos. Acara, que nuclea a los concesionarios, informó que las ventas de autos con crédito prendario cayeron un 40,3% en enero y 44,1% en febrero.
Prácticamente todas las automotrices están aplicando esquemas similares para eludir conflictos por despidos. En lo que va del año Peugeot avanzó con 2 mil suspensiones en su planta de El Palomar, Honda con 700 en su fábrica de Campana, Honda con 500 y Fate amenaza con 437.
