martes, marzo 19, 2024

Un caballo de Troya: el negocio que oculta el “acuerdo de precios” de Macri y Vidal

El anuncio que realizará el Presidente pese a que se vende como un beneficio para el pueblo oculta un fenomenal negociado para pocos. Lo que hay detrás.

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Mauricio Macri y María Eugenia Vidal buscan con premura mostrarse preocupados por la empinada crisis económica que conduce a sus gestiones hacia una contundente derrota electoral en octubre.

Por eso, este miércoles presentarán un “acuerdo de precios” para mantener durante seis meses los precios de una canasta de 40 productos básicos de consumo masivo.

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Sin embargo, pese a exhibirse como un beneficio para el pueblo, en realidad oculta un gran negocio para los sectores más concentrados de la economía y aparece como otra de las estrategias mediáticas que diseñan en los laboratorios del PRO.

Es un enorme caballo de Troya que con la ayuda de los medios busca generar un “golpe de efecto” en los trabajadores. Pero… ¿Por qué? En primer lugar, es necesario analizar la anticipación con que se presentó el supuesto “acuerdo”.

Las primeras informaciones que publicaron los grandes medios –y dejaron durante horas en sus portadas- datan del 23 de marzo; es decir, hace casi mes que el Gobierno viene avisando con megáfono en mano sobre la medida.

Esto generó que las grandes empresas aumenten a gusto y piacere los precios de los productos que luego serán presentados como “congelados”. Por ejemplo, la nueva lista de Alimentos Molinos vino con aumentos de entre 5 y 9%.

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Por su parte, la productora de arroz Carogran, que envasa para las marcas propias de las principales cadenas de supermercados, remarcó sus alimentos un 12%. 

En tanto, La Paulina entregó listados con alzas de entre el 5% y el 6%; y finalmente, en la última semana, Acindar retocó los valores de muchos de sus productos arriba de un 5%.

Así, mientras se habla de un “congelamiento” los precios de consumo masivo se dispararon –acérquese a la góndola más cercana y compruébelo usted mismo atento lector- permitiendo a la empresas obtener ganancias por anticipado.

Es decir que, sin el anuncio oficial por estas horas los productos saldrían más baratos. ¡Sí, así como lo escucha! Pero la cosa no queda ahí: ese fue el aumento oculto, pero todavía resta el oficial.

Por estas horas, por los despachos del desconocido secretario de Comercio Ignacio Werner y el castigado ministro de Producción Dante Sica hay un desfile de proveedores y retailers para confeccionar las subas de las listas.

Según pudo saber Diputados Bonaerenses, podría comenzarse con un incremento del 5%, aunque otros calculan que en algunos casos debería ser mayor, de hasta el 7%.

Es decir, se aplicará un segundo aumento desde que se comenzó a amagar con la medida. En ambos casos, las empresas se aseguran no perder ganancias ante una eventual corrida del dólar antes de las elecciones.

De esta manera, un fenomenal negocio para los sectores concentrados de la economía es presentado como un beneficio para los laburantes. ¿Le queda alguna duda de que se trata de otro caballo de Troya?

Pero la estrategia duranbarbista, además del bombardeo mediático, tiene otra arista efectiva. En la mayoría de la población, ajena a estas arriesgadas conclusiones, el “congelamiento” generará un efecto tranquilizador.

Sin saber que los precios fueron aumentados previamente en valores entre 15 y 20% -con suerte- verán que los productos en las góndolas en los meses previos a las elecciones no suben.

Pero hay más: en el fondo, la medida también se revela como una debilidad de los gobiernos de Macri y Vidal ante la extorsión de los poderosos. Es una presión y un traslado de riqueza presentado a través de una gran pieza comunicacional.

Fíjese usted, que es tal la debilidad de Cambiemos ante los sectores más concentrados, que hay un excesivo cuidado en los modismos: nadie se anima a mencionar las palabras “control de precios” ni “congelamiento”.

En cambio, los funcionarios nacionales y provinciales apenas lo llaman “precios preferenciales” o “amplio acuerdo de precios”. Ahora, si el Gobierno cuida a los poderosos… ¿Quién protege a los trabajadores? 

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