Como se esperaba, a partir del relevamiento de las principales consultoras del país, el índice de pobreza trepó en el primer semestre de 2019 al 35% -casi un millón y medio de argentinos- y la indigencia escaló al 7,7%.
En números, se pasó de 11.150.000 a 14.400.000, son 3.250.000 nuevos pobres en tan sólo 12 meses. Si se incluye la población rural, el número de pobres se eleva a 15.800.000 personas.
Por franjas etarias, el indicador de pobreza ascendió al 52,6% entre los menores de 15 años; de 42,3% en las personas de 15 a 29; de 30,4% en las de 30 a 64; y de 10,4% en las mayores de 65.
Sin embargo, la situación se empeora en el Conurbano bonaerense y afecta a 4,5 millones de vecinos rozando casi los 40 puntos (39,8%). Asimismo, en La Plata llega al 31.9% (unas 275 mil personas); en Mar del Plata 29.5% (192 mil); en Bahía Blanca 24.1$ (75 mil).
En rigor, la medición es la más alta de toda la gestión del presidente Mauricio Macri quien asumió a fines de 2015 con una pobreza del 29%. No obstante, se estima que el Presidente concluirá su mandato con un nivel más alto por el deterioro económico y social del semestre en curso.
El fuerte incremento en la indigencia y la pobreza se condice con la caída del salario real, deterioro de las jubilaciones y demás prestaciones sociales, pérdida de empleos, crecimiento de los empleos informales, retroceso del consumo y de la inversión.
Cabe recordar, que para la medición el INDEC toma en cuenta los ingresos de las personas y familias y los contrasta contra el valor de la canasta de alimentos básicos y la canasta básica total.
Esa comparación arroja que los valores de ambas canastas en esos 12 meses, a junio, aumentaron entre un 58,3% y 58,9%, por encima de la propia inflación frente aumentos de salarios y de jubilaciones en torno del 35%.
