jueves, marzo 28, 2024

Palabra de mujer: la historia de la China María, la primera canillita de Buenos Aires

Se desempeñó en una profesión “de hombres” entre finales del siglo XIX y principios del XX.

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Un coche pasa por las calles empedradas, una señora cruza con el paraguas abierto y el vestido por los tobillos, los hombres de traje oscuro reunidos en un café que da a la vereda y en el medio de esa escena del Buenos Aires de 1900 está ella: la China María, la primera y única vendedora de diarios por esos días.

María Honoria Elías de Isola, pasó a la historia por ser la primera mujer canillita de la Argentina, una profesión ligada exclusivamente a los hombres, como casi todas en aquellos años donde la tradición le ganaba a los deseos.

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La China, nació en el seno de una familia acomodada ya que esas eran las ventajas de ser hija de un miembro del ejército, el General Olayo Elías. Sin embargo, dueña de un espíritu rebelde para la época, decidió meterse de lleno en la venta del material más preciado por los varones de la alta sociedad: la información.

Las esquinas porteñas la acobijaron juntos a sus cuatro hijos y encontró en sus pares una contención que no había hallado en el resto de la sociedad. Al pasar las noches en los conventillos, rodeada de inmigrantes que venían de todas partes del mundo, pudo ser receptora de grandes amistades.

El País, El Diario, El Tiempo, La Nación, La Prensa, La Tribuna y la Razón eran los siete periódicos que llevaba la China en su bolso por las calles Independencia, Entre Ríos y los bares tradicionales donde confluían los varones del poder.

Además de liderar las revueltas de los inquilinos en las habitaciones de los conventillos de La Boca por los aumentos en los alquileres, oficiaba de protectora de los canillitas más desprotegidos en una sociedad marcada por la desigualdad: los niños.

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Si bien es un personaje mítico en las crónicas porteñas, cabe marcar el carácter valiente de una persona que se animó a romper con los estereotipos cuando eso podía costar la vida por un solo motivo: ser mujer en un mundo hecho por y para los hombres.

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