jueves, marzo 28, 2024

Opinión: es necesario avanzar en políticas con mirada de género en el sector energético

La diputada provincial Rosío Antinori asegura que es necesario “incluir un enfoque de género en los proyectos energéticos”.

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Por Rosío Antinori*

Debemos partir de considerar que la energía es un factor esencial en la vida diaria de los seres humanos, pues la utilizamos en todo lo que hacemos.

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Las políticas energéticas tienden a ser consideradas acciones meramente técnicas, asociadas a la mirada masculina y con ningún o poco contenido social.

Sin embargo, esto no podría ser más ajeno a la realidad pues la energía es vital para apoyar todas las actividades, desde las más básicas, como la cocción de alimentos o calefaccionar el hogar, hasta la producción agrícola, el transporte, la prestación de servicios y la generación de empleo. Las intervenciones energéticas tienen la capacidad de apoyar el desarrollo y bienestar de una sociedad y a través de su diseño e implementación lograr mayor equidad social y de género o, por el contrario, ensanchar e intensificar las brechas ya existentes dentro de sus grupos económicos y sociales.

Las políticas energéticas tienden a ser consideradas género-neutrales, lo cual implica que se ven como beneficiosas tanto para mujeres como hombres. No obstante, mujeres y hombres experimentan la distribución del poder sobre los servicios energéticos de forma diferenciada, pues su uso de las fuentes y tecnologías depende en gran medida de sus roles y de las convenciones sociales. La consecuencia directa de implementar políticas sin la debida integración de las consideraciones de género es que se puede obviar información importante para su diseño y así discriminar a las mujeres u otros sectores desprotegidos de la población.

La política energética tiene una función dual: por un lado, debe satisfacer las necesidades de la sociedad, mientras que por otro debe contribuir a los objetivos macroeconómicos del gobierno, tales como el crecimiento o la seguridad económica. Por lo tanto, la política energética, como cualquier otra política sectorial, tiene un carácter multidimensional. Esto implica que posee elementos políticos, ambientales, económicos y sociales.

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Cada vez se discute más sobre las fuentes de generación de energía y su uso responsable. Por ejemplo, las energías renovables y la eficiencia energética se consideran con mayor frecuencia una solución a nivel mundial para problemas tales como la mitigación del cambio climático, porque ayudan a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero; el anhelo por garantizar la seguridad energética a nivel nacional y los esfuerzos para alcanzar localmente un desarrollo sostenible y apropiado entre las comunidades o vecindarios de una región.

Estas discusiones pueden apoyar un modelo de desarrollo más equitativo, a través del cual se reduzcan las brechas sociales y se generen mayores oportunidades de crecimiento social y económico.

Dado que mujeres y hombres interactúan de forma diferenciada con las tecnologías energéticas existentes y poseen niveles diferenciados de acceso, conocimiento y asequibilidad a las fuentes de energía modernas, es necesario incluir un enfoque de género en las políticas, instituciones y proyectos energéticos con el fin de dar una mejor respuesta a las realidades, necesidades e intereses de las mujeres y los hombres.

*La autora es diputada provincial por el bloque Cambiemos y especialista en energías limpias.

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