Uno de los temas que puso en agenda el brutal crimen de Fernando Báez Sosa a la salida de un boliche de Villa Gesell por el que están siendo investigados diez rugbiers de Zárate fue la relación de los jóvenes, y de la sociedad en general, con el consumo de alcohol.
Incluso, tanto el intendente de la localidad balnearia, Gustavo Barrera, como el ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, pusieron el foco en esos excesos, como parte de los motivos que llevaron al aberrante asesinato.
Claro está, el alcohol es sólo un parte del combustible que llevó a los diez rugbiers a golpear en la cabeza a un joven indefenso hasta terminar con cu vida: también hay fuertes componentes de clase, género, identificación y del rol del Estado.
Pero haciendo un repaso de las leyes que sancionó la Legislatura de la provincia en relación a este tema, sobresale un proyecto que fue sancionado en diciembre de 2018 para extender el horario de la venta de alcohol.
En concreto, se trató de un texto del ex diputado de Cambiemos Guillermo Castello y del actual senador amarillo Lucas Fiorini que modificó el límite impuesto por el artículo 1° de la Ley N°11.825, de Nocturnidad.
De esta manera, mientras que desde el 2009 el horario de venta permitido estaba estipulado entre las 10 y las 21 horas, la ley de Castello y Fiorini extendió –de enero a marzo- el límite hasta las 23 horas.
Los responsables de la aprobación de la norma fueron los bloques de Cambiemos en conjunto con las bancadas peronistas, mientras que el antiguo bloque de Unidad Ciudadana se opuso.
Luego de su sanción en ambas Cámaras legislativas, fue la ex gobernadora María Eugenia Vidal la que reglamentó la norma a mediados de enero de 2019, a través del decreto 11 publicado en el Boletín Oficial.
De hecho, la ex mandataria bonaerense en conferencia de prensa se había manifestado a favor de la ley. "Nos parece razonable que se extienda el horario de venta de alcohol", dijo.
En ese momento Vidal utilizo un argumento endeble para justificar la medida cuando aseguró que "con este proyecto podrían ayudar a que las familias estén más tiempo en las playas".
La liviandad retórica con la que se fundamentó ese proyecto induce a pensar que no hubo un análisis serio de los pros y los contras, ni mucho menos de las consecuencias sociosanitarias colaterales aparejadas.
La ley fue a contramano de una de las principales recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud que es la de reducir la disponibilidad de alcohol mediante una regulación de días y horarios.
Para tener una dimensión del problema, según datos de la Sedronar de 2017, el 53% de la población de 16 a 65 años toma bebidas alcohólicas y seis de cada 10 adolescentes escolarizados beben.
Otro botón de muestra de las resistencias que vienen ejerciendo los legisladores bonaerenses para combatir el consumo, es la Ley de Alcohol Cero al Volante que quedó frenada en la Cámara de Diputados desde finales de 2018.
