martes, abril 23, 2024

Víctimas de abusos reclaman prisión común para sacerdote beneficiado con arresto domiciliario

La asociación “Iglesias sin abusos” se manifestó para exigir que Raúl Sidders continúe su condena en la cárcel.

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La asociación "Iglesias sin abusos" se manifestó en La Plata para exigir que el sacerdote acusado de abuso continúe en la cárcel, luego de que la Justicia ordenara el lunes pasado su arresto domiciliario.

Raúl Sidders, el cura de 60 años, está acusado de abusar de una alumna menor de edad, entre 2004 y 2008, en el colegio San Vicente de Paul, y fue detenido el 1 de diciembre de 2020.

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Dos semanas después de la aprehensión del sacerdote, se ordenó su prisión preventiva con arresto domiciliario, pero como la medida fue apelada ese beneficio no se pudo concretar y debió continuar en la cárcel.

En enero último, la Cámara de Apelaciones ratificó que Sidders debía continuar detenido en la Alcaldía de La Plata y ordenó al juez Carlos Crispo, que instruye la causa, "que requiera un rápido y amplio informe médico para determinar si presenta alguna patología".

Fuentes judiciales indicaron que “en estos meses, Sidders argumentó una situación de stress" y, a pesar que las pericias determinaron que el arresto domiciliario no mejorará su cuadro, el fiscal penal Alvaro Garganta, adhirió al pedido presentado por la defensa.

De esta manera, el juez de Garantías número 6 de La Plata, Agustín Crispo, ordenó el arresto domiciliario del sacerdote, situación que generó mucha preocupación entre las víctimas.

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Durante la protesta, que se realizó sobre la avenida 7, entre 56 y 57, donde funcionan los tribunales penales platenses, los manifestantes reclamaron “cárcel común" y "basta de privilegios para curas abusadores”.

Vale recordar, que Sidders está detenido por el delito de abuso sexual gravemente ultrajante por su duración en el tiempo y circunstancias de realización contra una joven que asistía al establecimiento educativo.

Según la acusación, el cura abusó de la menor en varias oportunidades cuando tenía 11 años, donde, por ejemplo, le hacía colocar sus manos dentro de los bolsillos de la sotana para sentir su pene erecto en medio del patio del colegio en los recreos.

 

 

“En las ocasiones en las que recibía el sacramento de confesión, corrompió a la menor mediante explicaciones personalísimas sobre cómo masturbarse, realizar sexo oral y mantener relaciones sexuales con acceso carnal con su novio", se detalla en el expediente.

Al respecto, Sidders alegó que “al colegio concurren cientos de chicos, profesores y preceptores”. “Es imposible que algo como lo relatado haya sucedido sin que nadie se enterara hasta la presentación de esta denuncia”, apuntó.

El acusado fue capellán general del colegio San Vicente de Paúl y según la denuncia entre los años 2004 y 2007 abusó de la denunciante que hoy tiene 27 años. Los estudiantes lo apodaban “frasquito” porque obligaba a los varones a masturbarse y a guardar las eyaculaciones en frascos.

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