El Gobierno nacional insiste con la promoción de un canje de deuda por acción climática para países en desarrollo, y apela a que los organismos internacionales como el FMI ayuden a definir una solución con un esquema multilateral.
"Necesitamos aplicar la emisión de los Derechos Especiales de Giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) a un gran pacto de solidaridad ambiental, que incluya esencialmente a países de bajos ingresos y renta media”, sostuvo el propio presidente Alberto Fernández el pasado miércoles en la Cumbre por el Cambio Climático.
En ese marco, el mandatario agregó que el proyecto tiene que servir “para extender los plazos para atender los pagos del endeudamiento y la aplicación de menores tasas bajo las actuales circunstancias de estrés sanitario y ecológico".
Así lo expresó el jefe de Estado durante la última Cumbre Latinoamericana sobre cambio climático, que contó con la participación de la mano derecha del presidente de los Estados Unidos en el tema, John Kerry, y el titular de Naciones Unidas (ONU), António Guterres.
Esta idea podría ser otra punta en la negociación de un nuevo acuerdo con el FMI, al que Argentina le debe unos USD53 mil millones, y, de cara a la próxima cumbre climática de Naciones Unidas que se desarrollará en noviembre próximo, en Glasgow.
Por lo mismo, Fernández volvió a poner sobre la mesa su idea de canje de deuda a cambio de acciones climáticas, como lo hizo durante su anterior gira por Europa, en mayo y, antes, en la Cumbre de Líderes del clima en abril.
"Los canjes de deuda por acción climática, los mecanismos de pagos por servicios ecosistémicos y el concepto de deuda ambiental, y de la categoría de acreedores ambientales que ostentan los países menos desarrollados, son otras claves para la salida de la actual crisis", consideró el jefe de Estado.
Para Fernández, en el país se necesita “que los organismos regionales de desarrollo comprometan al menos el 50% de su cartera de préstamos a acciones ambientales", una medida que intervenga en la sustentabilidad.
En ese sentido, el jefe de Estado agregó que “hay que capitalizar a estos organismos regionales de desarrollo, el BID, la CAF, que a través de un apalancamiento de los DEG potencien su capacidad crediticia”.
A la par, el mandatario explicó que la expectativa es que haya “una nueva inyección de capital cuyo puntapié inicial, esencialmente, debe estar dada por los países más desarrollados".
En la misma línea el titular de la ONU, Guterres, abogó por defender "la arquitectura internacional" de financiación para el desarrollo que ha de "ofrecer opciones que vinculen la acción climática con la sostenibilidad de la deuda".
Guterres enfatizó que la defensa de la financiación crediticia colabora para crear puestos de trabajo y mitigar "las dificultades" que causa ese endeudamiento en países en desarrollo.
En este contexto, el titular de la ONU expresó "el pleno apoyo del sistema de la ONU para hacer frente a la triple amenaza de COVID-19, el cambio climático y la deuda”, y pidió "promover la resiliencia frente a las consecuencias del cambio climático".
Cabe destacar, que los canjes de deuda verde, como se los conoce, resulta una idea atractiva desde el punto de vista de que, por un lado, podría aliviar a los países pobres de niveles de deuda cada vez más insostenibles.
En tanto, los canjes de deuda por acciones climáticas asegura que lo que los países deben a entidades financieras se destine a mitigar y adaptarse al cambio climático, una problemática de urgencia.
De todas formas, la propuesta está en ciernes y todo dependerá de cómo se configuren los mecanismos aún por definir, quién podrá acceder a los beneficios y qué condiciones se impondrán.
En ese aspecto, la titular del FMI, Kristalina Georgieva, expresó recientemente que "los canjes de deuda verde tienen el potencial de contribuir al financiamiento climático y de facilitar una acción acelerada en los países en desarrollo".
