Este viernes, el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, se reunió con autoridades del Gobierno de Chile para abordar la situación de los ciudadanos heridos y detenidos tras los incidentes en el partido entre Independiente y Universidad de Chile, y confirmó que el estadio de Avellaneda permanecerá clausurado por orden judicial.
En la misma línea, el ministro de Seguridad bonaerense, Javier Alonso, aseguró que el club encabezado por Néstor Grindetti no podrá disputar la próxima fecha en su cancha, prevista para este domingo. Así, el partido contra Platense deberá jugarse en un estadio neutral e incluso fuera de la provincia de Buenos Aires.
En tanto, Kicillof recibió en La Plata al ministro del Interior chileno, Álvaro Elizalde, y al embajador de ese país en Argentina, José Antonio Viera Gallo. Junto a su Gabinete, repasaron los episodios de violencia sucedidos durante la noche del miércoles, y conformaron un grupo de seguimiento para garantizar el intercambio de información sobre la evolución médica de los heridos y el estado de los detenidos.
El mandatario bonaerense remarcó que tanto Argentina como Chile condenaron la violencia en espectáculos deportivos y se comprometieron a trabajar en mecanismos de cooperación en materia de justicia y seguridad. Al mismo tiempo, Kicillof recordó que la investigación por los hechos ocurridos quedará en manos de la Justicia.
Por su parte, el ministro Alonso ratificó que el partido previsto contra Platense no se jugará en el Libertadores de América porque el fiscal ordenó la clausura del estadio para preservar la escena y realizar pericias. Según explicó, “hay manchas hepáticas en las tribunas y faltan hacerse estudios”, lo que hace necesario mantener cerrado el estadio.

El funcionario detalló que los barrabravas que invadieron la tribuna que le correspondía a Universidad de Chile ya fueron identificados, y que se espera que en las próximas horas sean detenidos. Además, insistió en que la Policía no tiene permitido ingresar a los estadios durante partidos organizados por la Conmebol, y que su función se limita a la seguridad en los accesos y las inmediaciones.
En tanto, Alonso subrayó que, a diferencia de lo sucedido en Avellaneda, el operativo en Racing contra Peñarol por la Copa Libertadores se desarrolló sin inconvenientes, y reiteró que la imposibilidad de contar con efectivos en el interior del estadio responde a restricciones impuestas por la propia Conmebol, no a una decisión de la Provincia.
Al mismo tiempo, el ministro de Kicillof defendió el accionar policial durante los disturbios, al asegurar que fueron los efectivos los que lograron rescatar a los dos hinchas chilenos atacados por la barra de Independiente en el exterior del estadio. “La Policía lo que hace es restaurar el orden, pero el descalabro se generó por la mala organización del operativo interno que correspondía al club y a Conmebol”, remarcó.
De esta forma, Independiente deberá resolver dónde jugará de local el encuentro contra Platense, mientras la Justicia avanza con las pericias y la investigación para determinar responsabilidades penales y administrativas por los violentos episodios que derivaron en la clausura de su estadio.
El partido de Independiente desató una nueva guerra entre Kicillof y Bullrich por la seguridad
En paralelo a lo sucedido en Avellaneda, el Ministerio de Seguridad nacional enfrenta cuestionamientos sobre los operativos en partidos internacionales organizados por la Conmebol. Es que, la ministra Patricia Bullrich y su par bonaerense, Javier Alonso, intercambiaron críticas respecto a los alcances de las responsabilidades en la organización.


En principio, Bullrich señaló que los disturbios demuestran “falencias en la coordinación de los operativos”, y pidió un protocolo específico para competencias internacionales al asegurar que “no puede haber zonas liberadas en los estadios”, en alusión a la ausencia de efectivos en las tribunas y sectores internos.
Sin embargo, el ministro de Kicillof respondió que la Provincia aplicó el mismo esquema que en otros partidos de riesgo, pero que Conmebol no permitió reforzar la seguridad dentro del estadio. “La Policía estaba afuera y cumplió con lo que le correspondía. El problema es que no nos dejaron entrar”, sostuvo.
La discusión dejó en evidencia la necesidad de establecer reglas claras entre los clubes, la Conmebol y las fuerzas de seguridad, a fin de evitar nuevas tragedias. Mientras tanto, la clausura del Libertadores de América se convirtió en el primer efecto inmediato de los incidentes que marcaron un antes y un después en la relación entre los organismos de seguridad y el fútbol internacional en Argentina.