El papa Francisco despidió hoy al “pastor” Benedicto XVI al presidir ante 50.000 personas en Plaza San Pedro el funeral del pontífice emérito fallecido el sábado pasado a los 95 años y destacó que su antecesor tuvo “sabiduría, delicadeza y entrega”.
“Es el pueblo fiel de Dios que, reunido, acompaña y confía la vida de quien fuera su pastor”, planteó Francisco durante la homilía de la misa con la que despidió esta mañana al alemán Joseph Ratzinger, Papa reinante desde 2005 hasta su renuncia en febrero de 2013.
De hecho, Francisco aludió en su mensaje a la dimisión de Benedicto y, tras citar un texto de San Gregorio Magno, recordó: “La conciencia del pastor que no puede llevar solo lo que, en realidad, nunca podría soportar solo y, por eso, es capaz de abandonarse a la oración y al cuidado del pueblo que le fue confiado”.
Tras su renuncia, basada en falta de fuerzas y luego de una serie de crisis internas por la filtración de documentos secretos y escándalos vinculados a los abusos por parte de miembros del clero, Benedicto se recluyó en un monasterio de los jardines vaticanos en el que falleció el 31 de diciembre.
Un total de 50.000 personas participaron del funeral, la mitad de las previsiones, de acuerdo a lo informado por la oficina de Prensa de la Santa Sede en base a datos de la Gendarmería vaticana.
“Como las mujeres del Evangelio en el sepulcro, estamos aquí con el perfume de la gratitud y el ungüento de la esperanza para demostrarle, una vez más, ese amor que no se pierde; queremos hacerlo con la misma unción, sabiduría, delicadeza y entrega que él supo esparcir a lo largo de los años”, agregó Francisco en la ceremonia iniciada a las 9.30 de Roma en medio de un fuerte operativo de seguridad.
Minutos antes de las 9, cuando la niebla presente en Roma hacía aún imposible distinguir la famosa cúpula de la Basílica, el féretro con el cuerpo del papa emérito fue depositado en la explanada de San Pedro para que los fieles recen el “Rosario”, una oración católica, en su homenaje.
Tras el funeral, Francisco presidió el rito de la Ultima Commendatio (la última recomendación) y la Valedictio (la despedida), con el que el cuerpo de Benedicto XVI quedará ya dentro de la cripta en la que antes estuvo Juan Pablo II. Mientras el ataúd con Benedicto era transportado hacia dentro de la Basílica, Francisco, de pie frente a los 12 funcionarios vaticanos que llevaron el féretro, apoyó su mano derecha y le dio el último saludo.
Ratzinger, será enterrado este mediodía italiano con un “rogito”, un pergamino que describe los momentos más destacados de su vida en el que el Vaticano quiso destacar que el pontífice emérito “luchó con firmeza contra los delitos cometidos por representantes del clero contra menores o personas vulnerables, llamando continuamente a la Iglesia a la conversión, a la oración, a la penitencia y purificación”.
Al tratarse de las exequias de un Papa emérito, el funeral no es considerado “de Estado”, por lo que solo hay delegaciones oficiales de Italia y de la Alemania natal de Joseph Ratzinger, aunque una decena de jefes de Estado y representantes de monarquías europeas asisten a la ceremonia “a título personal”.
Otra de las diferencias entre la ceremonia de este jueves y las que se realizan en caso de muerte de un Papa en funciones es que el Vaticano no decretó feriado de sus oficinas, que permanecen abiertas con un sistema de guardias más allá de que algunos de los trabajadores asistan a la celebración.
Junto a Francisco, 3.700 sacerdotes de todo el mundo concelebraron la misa, además de más de 120 cardenales y 400 obispos. Entre las personalidades presentes se encuentran también los presidentes de Polonia, Andrzej Duda; de Hungría, Katalin Novak, y de Portugal, Marcelo Nuno Duarte Rebelo de Sousa, y el gobernador de la Baviera natal de Benedicto XVI, Markus Söder. El exvicepresidente de Taiwán y actual miembro de la Pontificia Academia de Ciencias del Vaticano, Chen Chien-jen, es otro de los asistentes, al igual que el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin.