La puja interna entre La Cámpora y el kicillofismo transita uno de sus momentos más álgidos. El operativo armado por la organización que lidera Máximo Kirchner para exponer, a través de las redes sociales, los movimientos “invasivos” del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, en otros distritos gobernados por Unión por la Patria, golpeó fuerte hacia adentro.
La preocupación es grande. Y lo que hay en juego es demasiado. Los cruces dejaron en claro que, ante esta situación, no hay lugar para los débiles. Y que todo tipo de expresión hoy conlleva un posicionamiento interno como parte de una compulsa que ya está en marcha camino a lo que será el armado de listas legislativas del año próximo.
Con la mira en el 2027, La Cámpora y el kicillofismo muestran sus armas. Pero la pelea tendrá una parada previa obligatoria, en 2025, que será clave para medir fuerzas y acomodar piezas en el ajedrez de la Legislatura bonaerense. El objetivo detrás de todo cuento partidario: sumar una representación a través de una banca, lo que implica conseguir una nueva caja política.
En eso andan tres de los intendentes que protagonizan la nueva novela del Conurbano: Jorge Ferraresi (Avellaneda), Mayra Mendoza (Quilmes) y Julián Álvarez (Lanús). Se trata de tres exponentes de la Tercera sección electoral, la más populosa y donde el peronismo siempre es ley. Así lo demuestra la composición actual con 8 de 15 bancas a favor contra otras siete que se reparten entre el PRO, la UCR, la Coalición Cívica, La Libertad Avanza y el FIT.
Pero Ferraresi está dispuesto a todo. Y si eso conlleva dejar de lado a sus aliados, también. Detrás de todo el embrollo discursivo, de los pases de factura y de los deseos con sabor a futuro lejano, el jefe comunal quiere “meter la cuchara” y poder quedarse con una porción más grande o, al menos, con un pedazo. Así se vive por estas horas en el sudoeste bonaerense. Y de ahí, también, la necesidad del dirigente salir a “pisar” y a exponer las diferentes problemáticas en los municipios donde La Cámpora es gobierno. Algo innecesario si se tiene en cuenta, además, la cantidad de problemas sin resolver que tiene Avellaneda.
El objetivo es claro: recuperar la representación. Vale mencionar que ni Ferraresi, ni Avellaneda hoy cuentan con una banca peronista en la Cámara baja de la Legislatura bonaerense. Y el jefe comunal quiere cambiar la ecuación de la mano de dos de sus espadas municipales: la jefa de Gabinete local, Magdalena Sierra, y el secretario de Seguridad, Alejo Chornobroff.
El intendente está dispuesto a enchastrarse todo lo necesario para subirse a una compulsa con, de mínima, uno de los dos dirigentes. Pero hacia adentro sostienen que las chances “son pocas”. Los mencionados son, además, quienes llevan la bendición de Ferraresi para tomar la candidatura municipal de 2027 en caso de no poder cumplir con su sueño de ser gobernador y, también, de no cambiar la ley que, en la actualidad, prohíbe las reelecciones indefinidas.
El problema es que tanto Mendoza como Álvarez buscan el mismo objetivo. Con una diferencia. Los dos distritos hoy cuentan con representación. Eso sí, solo la jefa comunal de Quilmes tiene quien le responda: Berenice Latorre. Sucede que quien posee la banca lanusense es Nicolás Russo, del Frente Renovador.
No pasará: las puertas se le cierran a Ferraresi
La pelea interna tomó tanto poder que el camporismo hoy sumó un nuevo objetivo: dejar sin representación a Ferraresi. Claro, los costos podrían ser altos. Más si se tiene en cuenta que el distrito hoy tiene quien le escriba desde la Cámara alta bonaerense a través de Emmanuel González Santalla, el dirigente de la “Orga” que busca poner en jaque el armado local del intendente.
“Se va a quedar con las ganas de meter un diputado”, le dijo a este medio un dirigente bonaerense que no suele elevar su perfil. E incluso fue más allá en su análisis: “Hay dirigentes que ya funcionan como monjes negros y que van a terminar dejando algo al gobernador en una situación comprometida”.
No se trata de una puja fácil. Las 8 bancas que hoy posee Unión por la Patria tienen como referentes a otros aliados de Kicillof: el ministro de Desarrollo para la Comunidad, Andrés Larroque, a través de su hermana Mariana; Mario Secco (Ensenada), con Susana González; y Fernando Espinoza, a través de dos legisladores. El resto se dividen en dos y dos para La Cámpora y el Frente Renovador.
La llegada de Cristina Fernández a la presidenta del PJ nacional tampoco sumó en favor de Ferraresi. Y ante esta situación son muchos los que ahora temen que el jefe comunal se termine quedando sin nada después de hacer tantas promesas por los diferentes territorios que visita.
Con este marco de fondo, Ferraresi cada vez afronta más en soledad la contienda por una caja legislativa que le permita sumar mayor poder, algo que el camporismo está dispuesta a frenar a toda costa.