(*) Por Juan Manuel Negri
La Legislatura bonaerense desde hace décadas se rige por conjunto de reglas, mecanismos, y dinámicas que tienen sello propio y que catalizan de manera particular los procesos políticos.
El matemático estadounidense Edward Lorenz hace más de 50 años elaboró la teoría del caos para explicar la conducta de sistemas complejos, donde pequeñas variaciones generan consecuencias impredecibles.
La Legislatura bonaerense parece estar envuelta su propia teoría del caos.
Desde el recambio parlamentario y la grieta que abrió la votación de la reforma a la ley que limita las reelecciones indefinidas, la Legislatura bonaerense hizo del caos su “nueva normalidad”.
Día a día el concierto suena un poco más polifónico y desafinado.
De diciembre a esta parte hubo votaciones divididas en el Frente de Todos y Juntos, renuncias, como la de la marplatense Débora Indarte y la del peronista Joaquín de la Torre, sesiones que se cayeron o tambalearon, malestar en las bancadas, y un repetido clima de incertidumbre.
La Legislatura bonaerense se transformó en una caja de resonancias de las batallas libradas de un lado y otro de la General Paz para influir sobre el tablero electoral en ciernes, aunque con condimentos de su idiosincrasia.
Envuelta en su propia teoría del caos, las internas, peleas y pulseadas políticas malograron un tercio del 150º período parlamentario, demoraron acuerdos clave y dilatan tareas relevantes en la Legislatura bonaerense.
Legislatura bonaerense: el PRO, los halcones y los pavos reales
El PRO ofrece un ejemplo cercano. A control remoto se dinamitaron acuerdos y la onda expansiva generó el portazo de Néstor Grindetti de la mesa de Juntos, que hace dos semanas no se reúne. Esta semana derivó en la renuncia de de la Torre, y en el voto dividido de la Coalición Cívica.
El acuerdo entre Grindetti, el radicalismo y Martín Insaurralde que incluyó la discutida designación Federico Thea en el Tribunal de Cuentas, fue rubricado por Diego Santilli y Jorge Macri. La renuncia de de la Torre se leyó como un mensaje en la frecuencia de Mauricio Macri que discute los límites, el rol y el perfil que debe adoptar la coalición en tierras bonaerenses.
Los halcones fueron un paso más allá y acusaron a las palomas de devenir en “pavos reales” demasiados permeables a los acuerdos con el kirchnernismo “de espaldas a la gente”. El terremoto PRO generó otro cimbronazo en la frágil Legislatura bonaerense.
Legislatura bonaerense: el kichnerismo al grito de “activen las personerías”
Mientras tanto, el ruido PRO solapó por unos días la interna que atraviesa el Frente de Todos. A nivel local, la discusión (ya resuelta) por las sillas para el Consejo de la Magistratura, entre La Cámpora, Sergio Massa e Insaurralde, fue un botón de muestra.
“Estamos a los tiros”, admitió esta semana en tono belicoso un legislador ligado a la estructura de los intendentes, que mira más allá de los muros del Palacio Legislativo.
La interna territorial por su parte se reflejó en la irresuelta salida de Débora Indarte al bloque frentetodista y hace unos días asumió una disimulada expresión en la visita de Kicillof a Balcarce, que incluyó un chisporroteo entre un legislador camporista y una concejala del PJ.
Sobre el plano nacional, en despachos kirchneristas de La Plata ya admiten un plan B en marcha. Cristina Kirchner ya bajo la orden de “activar las personerías”. La partida también está abierta.
La Legislatura bonaerense y el próximo “efecto mariposa”
Con esta música de fondo, es fácil advertir que en la Legislatura bonaerense se impone una evidente dificultad para alumbrar acuerdos que den respuestas a las urgentes demandas que tiene la provincia de Buenos Aires.
Por estas horas, el desorden es ley, el diálogo es precario y nadie puede pronosticar qué tempestades desatará en la Legislatura el próximo “efecto mariposa”. Son malas noticias para los bonaerenses.
(*) El autor es director del diario digital Diputados Bonaerenses
