Durante las primeras horas del jueves 24 de febrero, el presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, inició con una “operación militar especial” en contra de Ucrania, amenazando con “consecuencias nunca antes vistas en la historia” si alguna otra potencia interviene en su misión.
Desde entonces, decenas de líderes mundiales se han pronunciado al respecto, expresando su postura ante el conflicto, entre ellos, Estados Unidos, quien es fundador de la OTAN, organización en la que Putin está en contra debido a que Ucrania quiere unirse a ella, pero cuáles fueron los antecedentes que dieron paso a la guerra armada.
Este entre otros interrogantes, que deja el conflicto bélico entre potencias mundiales que podría derivar en más muertes y agravar la situación económica en un mundo que aún no ha salido totalmente de la pandemia, debela el sociólogo, Investigador del CONICET y Docente de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), Gabriel Merino, en un mano a mano exclusivo con Diputados Bonaerenses.
¿Cuándo comienza el conflicto?
La guerra en Ucrania no estalló ahora. Existe desde 2013-2014, cuando frente al golpe pro-occidental apoyado por EEUU y la UE contra el presidente Yanukovich del Partido de las Regiones (pro-ruso) las fuerzas del este se levantan contra Kiev con el apoyo indirecto de Moscú.
En dicha geoestrategia prima la máxima de Brzezinski: con Ucrania, Rusia es una potencia euroasiática y un polo de poder mundial, sin Ucrania se trata sólo de una potencia regional de Asia. Ello choca con la idea de recuperar la influencia en el espacio post-soviético de Moscú.
En esa situación las fuerzas pro-rusas del este proclaman en el Donbass, corazón siderúrgico minero de importancia mundial, la República Popular de Lugansk y la República Popular de Donetsk. Moscú no las reconoció y prefirió avanzar en las negociaciones que dieron lugar a los acuerdos de Minsk.
Rusia sí recuperó/anexó la península de Crimea, donde se encuentra la estratégica base naval rusa de Sebastopol. La guerra civil en el Donbass desde 2014 se cobró ya 14.000 muertos. Los acuerdos de Minsk nunca se respetaron, pero con Trump el conflicto quedó en segundo plano.
Cabe destacar que, post 2014 se abre una nueva fase de la crisis del orden mundial, con el enfrentamiento político-estratégico directo y en territorios clave entre Occidente (con sus fracturas) y los polos emergentes, profundizando la multipolaridad relativa.
¿Qué cambió en los últimos días para que Putín decida invadir Kiev?
El 21 de febrero el Estado de Rusia reconoció a las repúblicas de Donetsk y Lugansk, luego de avances de las FFAA ucranianas en esas regiones con apoyo occidental. Ahora asegura su defensa y con bombarderos selectivos a los sistemas antiaéreos y bases aéreas ucranianas desarticula sus defensas.
El conflicto entre Rusia y Ucrania no se trata de una nueva guerra, se desarrolla desde el año 2014, pero pasó a un nuevo nivel y formato. Las guerras de hoy no se tratan de grandes invasiones y bombardeos a lo Irak. Sería un pantano. Moscú busca la desmilitarización de Ucrania, su neutralidad, reforzar líneas rojas y consolidar las zonas pro-rusas.
Cabe destacar que cuando ganó Biden expresamos en diferentes medios que se iba a recrudecer el conflicto en Ucrania. Los denominados “globalistas” pondrían de nuevo el foco contra Rusia. Los nombramientos de Blinken y Nuland en el Departamento de Estado lo confirmaron.
¿Qué papel juegan los EEUU y la OTAN en este conflicto?
A pocos meses de asumir Biden, los globalistas comienzan el avance. En agosto de 2021 los países de la OTAN y algunos aliados firman en Kiev la Plataforma de Crimea, exigiendo su “devolución”. Por otro lado, Moscú ya había comenzado a trasladar tropas a regiones fronterizas.
Paralelamente, en septiembre finaliza la construcción del gasoducto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, y se iniciaba el proceso de certificación para comenzar a operar. Washington y Londres vienen intentando frenarlo desde su comienzo hace diez años. Por el hecho que EEUU busca venderle su gas a los alemanes.
Pero lo central es el imperativo estratégico anglosajón de mantener divididas a Rusia y Alemania. Este segundo gasoducto por el Báltico es un problema porque no pasa por ningún estado “tapón” y refuerza la interdependencia Rusia-Alemania con decisivas implicaciones geopolíticas.
¿El conflicto entonces se produce por intereses de EEUU en la región?
Para que se den una idea, un poco después de que terminase la construcción del gasoducto, The Washington Post publica que “según informes de inteligencia Rusia invadirá Kiev”. Bajo dicho argumento se refuerza la presencia militar e inteligencia de EEUU-RU en Ucrania y se le provee armamento a las FFAA.
También aumentan las presiones para incorporar a Ucrania a la OTAN (a lo que se oponen Francia y Alemania), las presiones contra el Nord Stream 2 y las amenazas de aumentar las sanciones -guerra económica- contra Rusia, que vienen desde 2014 y no lograron quebrar a Moscú.
El balance para el globalismo angloestadounidense tiene puntos positivos. Ya lograron frenar el gasoducto y con los ataques de Rusia para defender el Donbass y desarticular militarmente a Kiev pueden presionar más aún a París y Berlín para avanzar en contra Rusia.
También sirve para señalar que la profecía autocumplida de la invasión rusa sobre Ucrania era cierta, buscar aislar a Moscú en el escenario internacional e intentar recuperar el liderazgo de EEUU en el Norte Global y sus periferias.
¿Qué rol cumplió la pandemia en este conflicto?
La pandemia abrió un nuevo momento geopolítico, en el que se aceleraron todas las tendencias estructurales de la actual transición, entre ellas la nueva guerra mundial que es híbrida y fragmentada. Como desde 2014 Ucrania es un escenario clave.
Rusia también demuestra que sus líneas rojas no son retórica, que posee la decisión y la capacidad para actuar y refuerza los límites que desde 2014 vienen poniendo a EEUU (junto a China e Irán, entre otros).