En un encuentro con empresarios, el Gobierno Nacional anticipó sus intenciones de llevar adelante una cirugía mayor en los controles de precios, a través de la derogación de la Ley de Abastecimiento, la Ley de Góndolas, y la eliminación de los fideicomisos en el trigo y el aceite.
Si bien, el Gobierno de Javier Milei ya eliminó el programa Precios Justos, que abarataba los alimentos un 30% en supermercados y que al discontinuarlo, las remarcaciones en los comercios superaron el 40% en varios casos, con las nuevas derogaciones la canasta básica aumentaría aún más.
Es que, la Ley de Abastecimiento es una herramienta que faculta al Poder Ejecutivo para determinar precios, realizar inspecciones, suspender comercios e incautar productos, junto con la aplicación de multas, y clausuras a establecimientos por 90 días. A su vez, la normativa produce márgenes máximos de ganancias para las empresas de comestibles.
En ese sentido, en un escenario de oligopolios de alimentos, la Ley de Abastecimiento tenía como objetivo otorgar herramientas al Estado para intervenir en aquellos casos donde los grandes supermercados producen situaciones de desabastecimiento o escasez de productos por la especulación de los aumentos.
Un antecedente ampliamente citado de aplicación de esta ley fue en 2011, cuando el entonces secretario de Comercio, Guillermo Moreno, dictó una resolución contra la petrolera Shell para que retrotraiga los aumentos de naftas en los surtidores, algo que determinó bajo el amparo de esa normativa.
A su vez, bajo los lineamientos de Milei de desregular en su totalidad el mercado, la Secretaría de Comercio e Industria buscará derogar, a través de la Ley Ómnibus, el Observatorio de Precios creado en 2015 por el entonces ministro de Economía, Axel Kicillof.
La misma tiene como objetivo, según los fundamentos de la norma, “monitorear, relevar y sistematizar información de precios y disponibilidad de insumos, bienes y servicios producidos, comercializados y prestados en el país”.
Además, el gobierno libertario propone erradicar la Ley de Góndolas, que buscaba estimular la variedad de marcas de un mismo producto para evitar conductar monopólicas. En concreto, la misma determina de qué manera los productos deben ser ordenados en los supermercados, teniendo una superficie superior a 800 metros cuadrados.
Por fuera de las modificaciones normativas, el Poder Ejecutivo abandonará el despliegue de controles con inspectores de manera presencial, mientras que, descontinuará las fiscalizaciones, al considerar que la supervisión in situ de precios y stock acordado “consumían una gran cantidad de recursos del Estado”
Por último, con el inminente fin de los fideicomisos para algunos rubros de alimentos, y tras las políticas de “shock” fiscal del presidente, los supermercados alertan remarcaciones de precios superiores al 100% en los aceites y las harinas.
“En los supermercados sin el fideicomiso, el aceite pasará de costar $800 a $2.000 por litro, mientras que los panificados registrarían subas en torno al 80%“, explicó un supermercadista ante el sombrío escenario.
Cabe destacar que, en los últimos 12 días de diciembre, previo a la devaluación del tipo del dólar oficial a $800, los aumentos de precios que ya se registraban en los supermercados iban desde un 5% hasta un 40%, subas que se adicionaron a los incrementos del 15% que se registraron en la mayoría de los alimentos, tras el balotaje.
Sin embargo, las malas noticias no merman, ya que, los supermercados se preparan para nuevos saltos de precios del 40% en promedio entre el jueves y el fin de semana, incluso hay productos que llegan con remarcaciones de hasta 130%.
Tal es así que, la Cámara de Operadores Productores Mayoristas Frutihortícola del Mercado Central de Buenos Aires (COMAFRU) expresó su preocupación por las remarcaciones en frutas y verduras y las diferencias entre el costo minorista y el precio en góndolas que están fogoneando esas subas.
“Entendemos y respaldamos el libre comercio, pero no podemos permitir abusos desmedidos que afectan directamente a la economía de los consumidores”, señalaron desde COMAFRU.
En detalle, COMAFRU reveló que los productos con incrementos más fuertes que hallaron fueron:
- Papa: adquirida por los minoristas entre 300 y $350 por kilogramo, se encuentra en góndolas hasta por $1099.
- Cebolla: con un costo para el minorista entre 150 y $170 por kilogramo, se ofrece al público a $429.
- Zanahoria: a un precio de 250 a $320 por kilogramo para los minoristas, se encuentra a $799 en góndolas.
- Batata: vendida por los productores entre 350 y 380 pesos por kilogramo, la misma mercadería alcanza hasta $1299 por kilogramo en el mercado.
- Tomate: comprado por los verduleros entre 300 y $500 por kilogramo, se vende al público a $2200.
Cuánto aumentaron en concreto los alimentos en lo que va de diciembre
En los primeros 11 meses del año, los alimentos ya acumulaban una suba del 170% y del 15,7% en noviembre, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) publicado este miércoles por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).
En tanto, en diciembre la situación se agrava: en la primera semana, los alimentos y bebidas subieron 7,4% y en la segunda, 6,1%. Así, en lo que va del mes el rubro acumula un aumento del 13,9% en promedio, según un informe de LCG.
Si bien en la segunda semana del mes la inflación de alimentos desaceleró 1,3 puntos porcentuales respecto a la semana anterior, resta que impacte en los relevamientos, el salto devaluatorio anunciado por el ministro de Economía, Luis Caputo, que llevó el dólar oficial a $800.
Además, en las últimas horas, el sector petrolero anunció un aumento del 37% en las naftas y combustibles, subas que impactarán en los alimentos ya que trastoca el transporte y los fletes que distribuyen los comestibles por todo el país. Es preciso señalar que, las naftas ya habían registrado aumentos la semana pasada de entre 15 y 20%.
