Luego del 12,8% de inflación que arrojó noviembre, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) difundirá este viernes el índice de la Cánasta Básica Total (CBT), que el mes pasado estipuló que una familia de cuatro personas necesitó casi $345.000 para ubicarse por encima de la línea de pobreza.
En ese sentido, la Canasta Básica Total, que mide el incremento de precios de alimentos, servicios y transporte, tuvo un aumento en el acumulado de 2023 de 126,4%, por encima de la inflación en los primeros diez meses del año.
En tanto, la Canasta Básica alimentaria registró en octubre un aumento del 139% en el acumulado anual. De esta manera, una familia de cuatro integrantes necesitó de $160.603 para poder superar el umbral de la indigencia.
Cabe destacar que, el informe de noviembre marcará la evolución de lo que necesitó una familia para no caer por encima de la línea de pobreza entre el primer y el último mes de la gestión recientemente finalizada de Alberto Fernández.
En esa línea, una familia de cuatro integrantes necesitó en enero de 2020 un total de $40.370 para no estar por debajo de la línea de pobreza y $16.475 para no quedar en la indigencia. A los valores de octubre de este año, hubo un aumento del 855%.
Es preciso señalar que, la metodología que realiza el INDEC para calcular la canasta alimentaria se determina tomando en cuenta los requerimientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para que un adulto de entre 30 y 60 años cubra durante un mes esas necesidades.
Por otra parte, el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA) arrojó que la pobreza se ubicó en el 44,7% en el tercer trimestre del año, una cifra similar a la del 2020, y la más alta desde 2006, cuando trepo al 41,2%.
Sin embargo, si se mira la pobreza desde una óptica multidimensional, el informe de la Universidad Católica Argentina concluyó que el 67% de la población sufre al menos una carencia, debido a la alza de precios, la falta de empleo de calidad, de inversión, y la inestabilidad macroeconómica en general.
En esa línea, el director del Observatorio de la UCA, Agustín Salvia, indicó que “el creciente gasto social no ayudó a resolver ninguna de las causas de la reciente debacle socioeconómica, pero sí contuvo una explosión social”.
“La pobreza es una consecuencia de políticas fallidas y hay una necesidad de cambios estructurales con modificación de las reglas de juego: en promedio desde el año 2000 el PBI per cápita creció 0,7, insuficiente frente a los desafíos que ya había en 2001″, concluyó Salvia.
