Luego del éxito que resultó la Ley de Alcohol Cero al Volante que se implementó este verano en la provincia de Buenos Aires, el ministerio de Transporte, a cargo de Jorge D’Onofrio, apuesta por una nueva normativa en materia de seguridad vial, que busca controlar el uso de estupefacientes peligrosos para manejar.
De esta manera, a través del Decreto 751 publicado a través del Boletín Oficial este miércoles, el gobierno encabezado por Axel Kicillof, dio el primer paso para la regulación de drogas que, al igual que las bebidas, generan efectos somníferos en el cuerpo que ponen en peligro la vida de los conductores y pasajeros.
En concreto, la normativa publicada en el Boletín Oficial, establece que el ministerio de Transporte y el ministerio de Salud de la provincia de Buenos Aires, trabajarán en conjunto para determinar la “nómina o el tipo de medicamentos, estupefacientes, psicotrópicos, estimulantes o sustancias” capaces de disminuir la aptitud para conducir.
De esta manera, una vez que la lista esté hecha y aprobada por ambos titulares de los ministerios bonaerenses, la provincia de Buenos Aires avanzará en la creación de una norma similar a la Ley de Alcohol Cero al Volante, pero con estupefacientes, para controlar el uso de los mismos al conducir.
Para poder generar las bases y condiciones de la norma de drogas cero al volante, la cartera liderada por D’Onofrio deberá trabajar en conjunto con la Comisión de Investigaciones Científicas y el Instituto Nacional de Tecnología Industria, que podrán establecer los sistemas, herramientas y procedimientos más eficientes para detectar los elementos prohibidos en el organismo de los conductores.
Cabe mencionar que, con la publicación del decreto de este miércoles, los controles preventivos de estupefacientes que ya están vigentes sufrieron leves modificaciones, como la sospecha en el caso de que los conductores se nieguen a realizarse el test, que antes se caracterizaba como “falta y presunción”, ahora se considera “falta grave”.
Por último, la normativa provincial establece la formalización de los cursos de seguridad vial como espacios de “concientización educación y capacitación para el correcto uso de la vía pública” para aquellos conductores que hayan sido infraccionados por conducir con alcohol en sangre y, en el futuro, con las sustancias que se incorporen.