Ana Pecoraro no es la misma. Ya no pasea con naturalidad por el Bosque Peralta Ramos, uno de los barrios más tranquilos de Mar del Plata. Los temas de conversación con sus vecinos ya no son azarosos. Las noches ya no son apacibles.
Desde hace una semana vive a cinco cuadras del represor Miguel Etchecolatz. No porque ella se haya mudado, sino porque la justicia le otorgó la prisión domiciliaria al ex jefe de la Dirección de Investigaciones de la Policía Bonaerense, responsable de 21 centros clandestinos durante la última dictadura cívico militar, y decidió mudarse a la localidad balnearia.
“No puedo estar tranquila sabiendo que él está acá, que puede salir, que tiene poder en la fuerza, no hay momento del día donde me pueda relajar”, sostuvo Ana.
Ana, es hija de desaparecidos. Su padre, Enrique Pecoraro, fue secuestrado el 1º de junio de 1979 y luego asesinado. Su madre fue llevada a la ESMA poco tiempo después y estuvo secuestrada por cuatro meses.
“Es muy perturbador. Echeocolaz es de los más monstruosos genocidas, él no se arrepiente. Su hija manifiesta la monstruosidad de esta persona”, dijo.
Pero Ana no es la única alarmada del barrio, allí también reciden la esposa de un desaparecido, un sobreviviente de la Noche de los Lápices, e inclusive su propia hermana, quien tiene una terreno justo en frente de la casa de Etchecolatz.
Por eso, los vecinos del barrio convocaron a una marcha para este viernes a las 17:30, que irá hasta la casa del genocida. El sábado habrá otra una movilización a las 18, de la que participarán distintos organismos de Derechos Humanos.
