Rubén López, el hijo del albañil plantense desaparecido en democracia Jorge Julio López, lamentó que el genocida Miguel Etchecolatz se haya muerto a los 93 años sin haber dicho cuál fue el destino de su padre. “Lamento mucho su muerte! ¡Lamento mucho que se murió sin decir nada!”, sostuvo.
““Lamento que se haya muerto sin decir qué pasó con mi viejo y sin decir dónde están los detenidos desaparecidos. Si bien estaba cumpliendo 9 cadenas perpetuas todavía faltaban varios juicios”, se mostró consternado Rubén López después de que la muerte de Etchecolatz fuese confirmada.
Etchecolatz entre marzo de 1976 y fines de 1977, fue director de Investigaciones de la Policía de la provincia de Buenos Aires y estuvo a cargo de 21 centros clandestinos de detención, tortura y exterminio que funcionaron en el territorio bonaerense durante la última dictadura cívico-militar.
Etchecolatz fue condenado en causas resonantes como el Pozo de Arana o La Cacha, al tiempo que fue encontrado culpable del secuestro y asesinato de los estudiantes que fueron víctimas en la denominada “Noche de los Lápices” en La Plata y por la apropiación de menores.
El exsubjefe de La Bonaerense está señalado también por la desaparición en 2006 de Jorge Julio López, de 77 años que fue testigo clave en un juicio en su contra. López, que ya había estado secuestrado bajo la dictadura, salió de su casa hacia tribunales y nunca llegó.
“Se fue impune sin terminar de cumplir sus condenas. La esperanza no la voy a perder nunca. Sé que mi viejo no está vivo, pero encontrarlo me ayudaría a empezar con el duelo”, aclaró Rubén López sobre la búsqueda de su padre, que permanece activa.
Luego el hizo del albañil plantese reveló que su “esperanza era que en algún momento dijera algo”. “Si mi viejo fue amenazado o tuvo miedo, nunca lo demostró. Él tenía la obligación, como ciudadano, de contar cómo mataron a sus compañeros de lucha. Ojalá que con su muerte alguien se anime a salir a hablar”, añadió Rubén López.
El 28 de junio de 2006, ante el Tribunal Oral Federal N°1 de La Plata y en el marco del primer juicio que se hizo tras la derogación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, Jorge Julio López brindó un testimonio contundente.
No solo contó las torturas a los que fue sometido, y las secuelas que arrastraba, sino que reconoció a Etchecolatz como uno de los represores clave en el aparato de torturas, exterminios y miedo que desplegó la dictadura cívico-militar.
