Este lunes por la mañana, el Gobierno nacional dará el primer paso en la nueva fase del plan económico que comenzó con la aprobación de la Ley Bases y el paquete fiscal, y que estará marcado por la meta de restringir todo lo posible la emisión monetaria por parte del Banco Central de la República Argentina (BCRA).
Es por eso que, esta mañana el ministro de Economía, Luis Caputo y el presidente del BCRA, Santiago Bausili se reunirán a primera hora con los bancos, tenedores de la deuda remunerada de la autoridad monetaria, para acordar un esquema de traslado de esos pasivos al Tesoro a través de una letra nueva.
Si bien la discusión será en una primera instancia de carácter técnico con los ejecutivos de entidades financieras, Caputo y Bausili esperan una ventana de un par de semanas para concretar una adaptación de regulaciones del sector antes de dar marcha al nuevo modelo de traspaso de deuda desde la Central al Tesoro.
Por lo pronto, es un intercambio que tiene grandes números que contextualizan el tamaño de la deuda que el Gobierno nacional quiere migrar desde un cajón a otro, lo que implicaría que esas nuevas Letras de Regulación Monetaria (LRM) sean administradas por el Banco Central pero con un interés pagado por el Tesoro, a diferencia de las tasas de los pases, que se pagan con emisión monetaria.
Es preciso mencionar que, la masa de pasivos remunerados del Banco Central a eliminar alcanzan los 17,5 billones de pesos, de los cuales 11,5 billones están en poder de bancos públicos, mientras que los más de 6 billones restantes se encuentran en en los balances de bancos privados, de acuerdo a un informe de la Consultora 1816.
Si se tiene en consideración que este tipo de operaciones con los bancos públicos suelen ser menos complejas, esos $6 billones dimensionan, en principio, la negociación que se iniciará este lunes a las 10 de la mañana en el Salón Bosch de la sede del BCRA. Se espera la presencia de representantes ejecutivos de bancos de capital nacional, extranjero y del sector público. Allí, estarán Bausili como anfitrión y Caputo por parte del Gobierno nacional.
Cabe destacar que, el diálogo con los bancos sobre esta cuestión ya había iniciado hace algunas semanas, y fue puesto sobre la mesa de discusión por parte de Javier Milei. En la primera semana de junio, en un discurso en el Latam Economic Forum, el presidente dijo por primera vez que los “dos obstáculos a resolver para poder salir del cepo cambiario eran los pasivos remunerados del Central y los puts, que son el seguro que tienen algunos bonos del Tesoro en manos de los bancos y se pueden ejecutar contra el BCRA”. Si eso sucediera, habría una fuente de emisión de pesos potencial.
Las conversaciones versaron primero sobre de qué manera el Central y el Tesoro podrían reducir ese riesgo de emisión con un cambio de formato a esos puts. Es una herramienta que, si bien pesa sobre el balance del Banco Central, corresponde a bonos emitidos por el Ministerio de Economía. En paralelo a esa negociación, la nueva prioridad del equipo económico será ahora la deuda del Central.
Sin embargo, la cuenta sobre los bonos con puts es más pesada que la de los pasivos remunerados en sí. “De los $63 billones de deuda en manos del mercado, hay $52 billones que están en los balances de los bancos, que a su vez cuentan con $26 billones en puts . De estos últimos, sólo 6% se ejercen en los últimos 30 días, el resto se pueden ejecutar en cualquier momento”, estimó un informe de la Consultora EcoGo.
Las características y alcance que tendrán las nuevas letras de regulación monetaria son por el momento inciertas. Será a través de una letra específica que pagará un cupón variable que estará atada a la tasa de referencia, la de política económica, hoy en 40% nominal anual, que establece el Banco Central.
La letra en cuestión, aunque impacte en el balance del Tesoro, será administrada por el Banco Central, entidad que conduce Bausili, para esterilizar pesos. En tanto, todo lo que saque de circulación quedará en la cuenta corriente que el Ministerio de Economía tiene en el BCRA, es decir, quedará en manos de Caputo.
Es preciso advertir que, en la visión oficial del Gobierno nacional, el superávit fiscal se volvió un objetivo de doble importancia. Por un lado, por la señal de austeridad fiscal, y por el otro, como garantía de pago de las nuevas letras, ya que no habría en este nuevo régimen una “última instancia” a través de un pedido del Tesoro al Banco Central de asistencia.
En tanto, desde el Gobierno nacional creen que el superávit tendrá que estar sostenido en los próximos meses, que por cuestiones estacionales suelen ser más exigentes al fisco, en el refuerzo recaudatorio que representará la puesta en marcha del Paquete fiscal, principalmente por la vía del Impuesto a las Ganancias. De todas maneras, el grueso del flujo más grande de recaudación llegará, estiman en el entorno de Caputo, entre agosto y septiembre.
